Madre, esposa, psicóloga y enfermera, así es la promotora de Coldeportes para la zona veredal de Filipinas en Arauca
Prensa Coldeportes
En la mañana comparte con adultos mayores de un hogar geriátrico y de ser necesario, los asiste al ser enfermera. En la tarde todo su esfuerzo se centra en la atención a familias con menores de edad que precisan de su experiencia como psicóloga. Una agenda que se complementa en su rol de esposa y madre.
"Qué más motivación que llegar a mi región, a mi departamento y en especial al territorio como tal que es la vereda de Filipinas para atender a esta población que nos necesita para tratarla con calidad humana, muchísima actitud positiva, brindarle sano esparcimiento, actividad física, recreación y ese desahogo que sólo ofrece el deporte", dice emocionada esta mujer de 29 años, que reside en Arauquita, municipio de Arauca. (Escuchar audio)
Del casco urbano de su lugar de residencia a la zona veredal donde hará la intervención, tardará cuatro horas en llegar junto a los dos monitores con los que trabajará, pero el tiempo es lo de menos cuando el espíritu de servicio impera.
No ve la hora de poner en práctica todo el conocimiento adquirido en estos tres días de capacitación, al confesar que le "encanta el trabajo social comunitario. "Llegó la hora de mostrar los tres perfiles, el de psicóloga, enfermera y ahora de promotora. ¡Este desafío está hecho para mí!", asegura con el convencimiento propio de los que siempre se trazan nuevos retos.
Este en particular la ilusiona, al entender que "Coldeportes le cumple al país en este momento histórico y esta iniciativa será un éxito por el compromiso de todos los que hacen parte de este proceso y que se puede garantizar por la calidad humana y profesional que se ofrece en el servicio".
Arauca ha sido uno de los departamentos más afectados por el conflicto armado y aunque la voz de Sthyrle intenta cortarse por el sentimiento y la nostalgia, saca fuerzas para invitar a todos sus coterráneos a "unir esfuerzos y apuntarle a un solo objetivo que es la paz".
A los abuelos que les escucha los recuerdos, algunos salpicados de violencia, o al jugar con los niños que perdieron hasta sus padres por una guerra sin sentido, esta psicóloga sabe que para que la tarea en las zonas veredales se cumpla, es necesaria "la disposición de cooperar y así los aires pacíficos sean una realidad en nuestro territorio".
Su esposo se encargó de inculcarle el amor y sobre todo, el valor del deporte, mientras que su hija a los escasos nueve años, "ya tiene en su vida cotidiana el servir a la sociedad". Son su motor y ella espera convertirse en el orgullo de ambos. "Quiero que cuando mi princesa crezca, pueda decirle a alguien que su mamá aportó un granito de arena para que la paz dejara de ser un anhelo y se convirtiera en realidad". Ejemplo de casa que llaman.