Prensa COC - Coldeportes
El tiro deportivo tiene en este venezolano una garantía como juez. Toda su experiencia sobresale en el polígono Bernardo Tobar de Cali, de donde se lleva muchas vivencias para los próximos retos internacionales.
"Estoy en el tiro deportivo desde 1978 y como juez desde el año 94", confiesa este venezolano que con casi cuatro décadas en el deporte, es más que voz autorizada, una autoridad en todo el sentido de la palabra y así lo confirma con su labor en el polígono Bernardo Tobar de Cali, donde este viernes terminan esta disciplina de los Bolivarianos.
Hace rato perdió la cuenta de los Juegos en los que ha impartido justicia porque "han sido muchos eventos internacionales, no sólo como éste, también Centroamericanos, Panamericanos, Copas del Mundo, Campeonatos Mundiales, hasta que el año pasado se cumplió el sueño de estar en los primeros Olímpicos". (Escuchar audio)
Se graduó como juez en Rio 2016. Algo que no olvidará jamás al considerarlo "un reconocimiento a la labor cumplida durante varios ciclos olímpicos". "Así como los atletas añoran con competir y ganar en unos Olímpicos, yo también cumplí ese deseo, el de juzgar en la cita más grande del deporte en el mundo", agrega.
Igual para Trotta, "hay otras metas por cumplir" y al haber sido profesor universitario de ingeniería, "la idea es enseñar y formar en el juzgamiento". "Nada satisface más que a la gente que viene detrás, uno pueda compartirle lo que ha aprendido. Al transmitirles esa experiencia a los demás se fortalecen los jurados y árbitros a nivel continental", dice.
Estos Bolivarianos ya dejan conclusiones y en su caso ha "podido observar una buena cantidad de jueces nuevos, que se están formando y como tal hay debilidades en algunos aspectos, pero en líneas generales, en Colombia y el continente se ha mejorado bastante en la materia".
A los que vienen pidiendo pista, les invita a "mantener la calma y ser imparciales". "No saber ni siquiera los resultados porque esa no es nuestra función, para eso están las computadoras. No nos importa quién gana o pierde, nos interesa hacer cumplir las reglas, independientemente del que se encuentre en el campo de tiro", afirma.
También propende porque el juez "sea ecuánime, equilibrado, imparcial y honesto". De igual forma, busca que se les vea de otra manera. "Cuando doy charlas o cursos, insisto en el tema: nuestro interés es ayudar al atleta, no sancionarlo, salvo cuando cometa una infracción, pero el objetivo es apoyarlo".
Y como tirador que fue, se pone en el lugar del deportista y sabe de antemano "la condición en que está, los nervios que tiene, a veces pierden el control y pueden voltear con un arma, ya que no están en sí, se encuentran abstraídos, así que la misión es la de ayudarlos a hacerlo lo mejor posible, pero por supuesto, dentro de las normas".
Cuando se decidió por el juzgamiento, tuvo que disparar ya a nivel aficionado porque "no se puede ser juez y parte", aunque ya en el polígono, mira, así sea de reojo, las armas. "La veo, detallo, pregunto y si me la prestan, está bien, pero hasta ahí porque no es mi función como juez", asegura con la firmeza que lo identifica.
El tiro deportivo de los Bolivarianos termina este viernes y más allá de las enseñanzas que le deja, Trotta debe procesarlas a su debido tiempo. Otra responsabilidad tan grande como la de juzgar, le espera. En su calidad de jefe de misión de su país en la subsede de Cali, todavía tiene mucho trabajo por hacer.