Foto: Julián Ballesteros responde con su revés en un partido de Juegos Intercolegiados.
El tenis de mesa, un deporte q
Julián Ballesteros, quien participa por primera vez en la Final Nacional de los Juegos Intercolegiados, fortalece su juego con la guía de su papá, Manuel.
Prensa Mindeporte
Bogotá D.C. 29 de mayo de 2024. Para Manuel Ballesteros el tenis de mesa se convirtió en el deporte de sus ojos hace 30 años, gracias a su papá, quien lo practicaba de manera constante junto con sus tíos. Ahora, ese conocimiento de tres décadas lo está impartiendo en su familia, en especial con su hijo, Julián, quien con solo 13 años ya cuenta con un título nacional en la categoría.
Le ha enseñado diferentes movimientos y cómo comportarse en momentos de partidos, pero en lo que más se enfoca es en su fortaleza mental. En no dejar que cosas del exterior lo desconcentren. "Disfruta del momento", le dice de manera constante, con el fin de que se divierta, de que aprenda de cada jugada, porque cada punto es una enseñanza que lo potencia como jugador.
Julián Ballesteros es un niño delgado, que lleva su cabello hasta por debajo de los hombros, de mirada inocente y risa fácil. Parece frágil a simple vista, pero su destreza en el tenis de mesa es extraordinaria. Lleva cuatro años practicando este deporte y es la primera vez que representa a Bogotá en la Final Nacional de los Juegos Intercolegiados. Su gran objetivo es terminar en lo más alto posible. "Quiero estar dentro de los mejores tres del torneo", dice con convicción, pero sin presión.
Es esa filosofía que tiene su papá, la que lo ha llevado a manejar ese proceso que tiene en el deporte con calma. Tiene grandes expectativas, sueños, pero va paso a paso sin apresurarse. "Quiero que se enamore del tenis de mesa y enfocarlo a que los objetivos que alcance es gracias al trabajo que realiza día a día. Así se convirtió en campeón nacional y así va a ir logrando lo que se proponga, no solo en el deporte sino en la vida", destaca Manuel Ballesteros.
El proceso de Julián comenzó hace cuatro años, los mismos que tiene su papá con el club de tenis de mesa White Point. Ahí empezó a comprender los fundamentos básicos y a enfocarse en el trabajo para fortalecer la técnica en esta disciplina. Actualmente, trabajan siete días a la semana. "En dos de ellos se debe enfocar en competencia. Los cinco restantes es entrenamiento, en los que fortalecemos todos los aspectos como el saque, las boleas, el revés y las respuestas, entre otros", añade Ballesteros.
Todo este camino le ha dejado claro a Julián que la actitud es fundamental, sin ella no hay aprendizaje en los tiempos de entrenamiento, no hay crecimiento y mucho menos tiene la posibilidad de desarrollar sus virtudes. Paulatinamente, con más calma que afanes, va a ir posicionando su nombre dentro del tenis de mesa colombiano.