Mateo Barros Beltrán, jugador de Balonmano A por el Eje Cafetero
Mateo Barros Beltrán jug
Supérate Intercolegiados 2014
Prensa Coldeportes
Mayor fluidez de ataque, una defensa muy segura y la participación activa de todos los integrantes del equipo hizo que poco a poco se fueran separando en el marcador. Al final, Bogotá 7 anotaciones, Eje Cafetero (Antioquia) 38.
Ese fue el marcador del juego de balonmano A, que se cumplió en la mañana de este lunes en el Palacio de los Deportes de Bogotá; y para sorpresa nuestra, los dos equipos se sentían triunfadores. Bogotá, por ganar experiencia con uno de los más preparados en Colombia y Antioquia, por el orgullo del avance que los bogotanos han tenido en este deporte.
"Felicito a Bogotá porque nosotros en Antioquia llevamos muchos años en este deporte, en cambio ellos solo unos cuántos", así habló Mateo Barros Beltrán, al finalizar el juego. Él tiene 14 años, estudia en el Colegio Corazonista de Medellín, practica balonmano desde los 7 años y el deporte lo lleva en la sangre. Su papá, Francisco José Barros, fue hasta hace pocos años integrante de la Selección de Balonmano de Antioquia, su mamá jugadora de voleibol y tenista y, su hermana, porrista. "Nací y crecí en una familia de deportistas y eso me llena de felicidad porque los tres me contagian esa pasión por ocupar nuestro tiempo de una manera sana. No solo somos buenos en el deporte sino buenas personas", agregó.
Y es que Mateo es un ejemplo para su equipo, según Juan Fernando Loaiza Blanco, uno de los entrenadores, "es muy disciplinado, responsable, pero lo que más admiramos de él es la coherencia en cuanto a lo que tiene como habilidades técnicas, tácticas y los valores que tiene como persona y ser humano, hablar así de él, y de los demás, es el mejor reconocimiento que les podemos dar por la entrega y el gran trabajo que hacen en cada juego".
"Lo mejor que me ha pasado en Supérate Intercolegiados es poder haber ido a competir a Argentina, eso fue inolvidable, no tanto por conocer ese país, sino porque tuvimos la oportunidad de jugar contra los mejores. Nos fue bien por el aprendizaje. Y este año tuvimos que entrenar muy duro para poder llegar nuevamente a esta fase, aunque en Supérate lo importante no es llegar a la final, lo que cuenta es el aprendizaje", señaló Mateo.
Y es que las palabras del deportista reflejan cada uno de los consejos que los entrenadores como Juan Fernando Loaiza le dan durante su proceso de formación. Para el entrenador, "el aprendizaje no solo ha sido por su participación en los Juegos Suramericanos Escolares de Argentina, sino que también en Brasil y cuando se hizo en Bogotá. Tenemos claro que la idea con la que llegamos a las competencias es mejorar cada vez mas frente a los equipos élite o top a nivel suramericano, como Argentina Brasil y Chile".
"Estar aquí es una experiencia muy bacana y una de las mayores motivaciones son los incentivos, todo ello contribuye a la formación que pretendemos nosotros con ellos. En Colombia aún nos falta, es mucho lo que hay que trabajar, debemos promover que cada vez haya más niños, masificar y luego preocuparnos por el alto rendimiento", puntualizó Loaiza.
El deporte: Una apuesta de los padres por el sueño de sus hijos
En el juego de baloncesto B, de este lunes, en el que se enfrentó la región Caribe 2 (San Andrés Islas) con el equipo de la región Centro oriente (Santander), se hizo notar un grupo de 15 personas que con sus barras y cánticos animaban al equipo santandereano.
El encuentro finalizó con un marcador de 76-40 a favor de Santander y a Liliana Zapata la invadió un sentimiento de orgullo que lo contagió a quienes estaban a su alrededor.
Ella es la mamá de Santiago Pérez, el número 11 del equipo del Colegio Virrey Solís de Bucaramanga, que representa a la región Centro Oriente en la Final Nacional de Supérate Intercolegiados. A ella se dirigían todos, con ella comentaban las jugadas y era a ella a quien los demás le preguntaban por el marcador que de manera muy artesanal llevaba en una libreta blanca.
Era el grupo de padres que había venido a acompañar a sus hijos en este partido que fue excusa para dar muestra de la unión, del apoyo y de los sacrificios que llenan de satisfacción a estas familias que dan la vida por cumplir con los sueños de sus hijos.
"Por Santiago cambiamos nuestro proyecto de vida para apostarle al de él. Mi hijo Juega con Santander desde hace dos años, pero desde los tres años ya mostraba cuál era su pasión. Siempre ha sido muy competitivo y nosotros lo hemos apoyado, comenzó jugando fútbol, luego practicó taekwondo en donde alcanzó el cinturón verde, pero desde 2009 hasta aquí, el baloncesto es lo que más le gusta. Santiago quiere ser Ingeniero Civil y jugar baloncesto toda su vida. Él y sus compañeros de equipo entrenan seis veces por semana, casi cuatro horas diarias y son los mejores en sus colegios", nos contó Liliana.
"Ser papá de un deportista no es fácil porque uno tiene que estar dispuesto a acompañarlo, a estar pendiente de su alimentación, ayudarle a que no descuide el colegio, pero definitivamente el deporte los ubica muchísimo, los aleja de los vicios, de desórdenes, mi muchacho tiene un promedio académico de 4 o 4,2 siempre", agregó Liliana.
En el Coliseo no solo se escuchaba el nombre de Liliana, sino que se hizo muy común nombrar a Coco, incluso Liliana se emocionaba cada vez que él entraba al juego y al preguntarle por qué, nos respondió: "Coco es un barranquillero que trajimos para el equipo de Santander y yo lo acogí en mi hogar, más que su tutora, soy como una mamá".
Javier Andrés Góngora, a quien apodan Coco, era de la liga del Atlántico, lo conocieron los papás de Santiago cuando vivieron allá. "Luego de la graduación del armador del equipo y de su viaje al exterior por estudios, necesitábamos a alguien, nosotros conocíamos a Coco, entonces le hablamos al entrenador, lo trajeron. Su familia vive en Barranquilla y para ellos es un esfuerzo impresionante", continúo Liliana el relato.
El papá de Coco, también se llama Javier, Sandra Mesa es la mamá y llegaron desde Barranquilla para poder acompañar y ver a su hijo en la Final de Supérate.
"Tener un hijo deportista y dejarlo ir a otra ciudad solo es una experiencia muy dura pero a la vez enriquecedora para él, salió de Barranquilla gracias a una posibilidad muy buena que le ofreció Santander. Coco es un guerrero, me le quito el sombrero, es el armador, es un jugador que se destaca, es el mejor compañero, es un líder y el mejor amigo de todos en el equipo", así describió Javier a su hijo, quien habló de las bondades de Supérate y finalizó el diálogo manifestando que: "A mi hijo lo veo como un gran profesional. Tener un hijo deportista es como ganarse el baloto".
Tolima sigue demostrando que los procesos dan resultados
El equipo del colegio San Simón de la ciudad de Ibagué, departamento de Tolima, región Centro Sur consiguió su tercera final consecutiva luego de vencer al Antioquia 1-0, "esto es fruto del esfuerzo de todos, empezando por los padres, los rectores, todos porque además conseguimos la final en las dos categorías la A y la B", comentó Álvaro Guzmán, entrenador del equipo de Tolima.
El colegio San Simón es quizás el más grande de Ibagué con capacidad para 4.000 estudiantes, de este colegio han salido los últimos campeones de fútbol en los intercolegiados y luego en Supérate, "el colegio nos presta todos los escenarios, los implementos e impulsa mucho la práctica deportiva de ahí que los resultados sean tan positivos, expresó Guzmán.
Óscar Bohórquez es uno de los mejores jugadores del equipo, aunque está en la nómina como refuerzo, "Yo soy del colegio Albert Einstein de Mosquera, Cundinamarca, pero perdimos en el regional de Neiva, ahí fue donde ellos me pidieron ser uno de los refuerzos para la final, no lo dudé porque sé que es un gran equipo".
Los procesos siempre generan resultados positivos, según expresa el entrenador del equipo, "este es un equipo conformado por jugadores de clubes de las ligas del tolima y llevamos en el proceso más de cuatro años, en 2012 fuimos campeones, en 2013 subacampeones y ahora otra vez estamos peleando el título", comentó Álvaro Guzmán.
Guzmán aún recuerda esa final del año pasado contra Antioquia como si fuera ayer, "ganábamos 1-0 a Antioquia, el juez repuso dos minutos, en ese tiempo nos empataron y en penales perdimos, fue mucho dolor, pero ahora tenemos la revancha y vamos a ir por ambos títulos, el de la A y la B".
Supérate Intercolegiados se ha convertido en algo más que una simple competencia para estos jóvenes, "a mi me gusta mucho, la organización, la atención, la comida, las comodidades de los hoteles, se ve que quieren atender a todos los competidores para que la competencia sea mejor", explicó Bohórquez.
Por su parte, el entrenador solo hizo elogios para el programa, "Los estímulos que da Supérate son excelentes, los que ganaron hace dos años, todos estan estudiando su segundo idioma y esoeramos que despues de mañana todos digan que vana estudiar su carrera proifesional", aseguró Guzmán.
Bohórquez se siente feliz de hacer parte de uno de los equipos finalistas del programa Supérate Intercolegiados, "me acogieron muy bien desde el principio, me hicieron sentir como que siempre hubiera estado aquí, vamos por esa final y el cupo a los Juegos Suramericanos, esa es nuestra meta".
Este martes después de las 8 de la mañana se jugarán las finales de fútbol en los campos del Centro de Alto Rendimiento en las dos categorías.
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Baloncesto masculino: http://goo.gl/ri3Jdn
Balonmano masculino: http://goo.gl/XvEQ5N
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