Prensa Coldeportes - Acord
Pocas personas con el carisma para arrancar aplausos, abrazos, felicitaciones y una nube de fotógrafos, camarógrafos y periodistas a su alrededor, como el que tiene Jesús Romero, el hombre a quien el destino lo privó para continuar con una brillante carrera en la gimnasia convencional?pero lo premió con la medalla al esfuerzo y la constancia para seguir siendo campeón, ahora en boccia de los Paranacionales.
Hoy, ante su público, que lo ama, defiende y aclama, se coronó como el rey indiscutido de boccia individual, llevándose por delante a huilenses ganadores hace cuatro años en los Paranacionales de Cali e imponiendo su táctica ante bogotanos, antioqueños y vallecaucanos, los nuevos ?lores? de boccia en el país.
Para quienes llegaron tarde, Jesús Romero fue uno de los gimnastas más brillantes y con promisoria carrera que tuvo el país, antes de los Giraldo y los Jossimar, pero un absurdo accidente cuando entrenaba en el Centro de Alto Rendimiento en Bogotá, lo dejó en una silla de ruedas?
Fue una final muy concurrida la que protagonizó Romero. Muchos cucuteños visitaron desde temprana horas la gradería del remodelado Coliseo Eustorgio Colmenares para ser testigos de la gesta victoriosa de su ídolo que recibió ovaciones a diestra y siniestra, aun de su oponente el bogotano Ferney Rojas, quien también desde una silla de ruedas y con severo trauma, buscó el oro.
Solo que ante un Romero crecido, era casi imposible doblegarlo cuando con precisión, las bochas azules de Romero fueron acercándose al blanco.
? Fue muy?pero muy difícil, porque Ferney es muy bueno, se concentra mucho y me presionó en todo momento? Me obligó a cambiar de estrategia para salir adelante. Tuve la ventaja de asegurar puntos al comienzo en las dos primeras series.?, dijo el nuevo campeón paranacional.
Aun el público estaba preguntándose qué fue más emotivo: si el aplauso, los vítores, la amplia sonrisa que mostro Romero a la audiencia? su rostro pensativo pegado a la canaleta de madera, el abrazo con su adversario, o la felicitación de la madre del rival.
Fueron muchas emociones encontradas las que vivió Romero, evocando aquel día de gloria en Boyacá, doce años atrás.
Romero lo valora demasiado porque ?Es el resultado de muchos años de trabajo. Usted no se imagina cuanto he entrenado, cuanto me he esforzado, como he tenido que ser constante para no tirar la toalla?.
Mucha precisión y análisis se necesita para triunfar en esta modalidad, que para muchos parece un simple jueguito.
El ídolo convencional y rey paranacional recibió su medalla, la ofreció a la concurrencia, volvió a sonreír y solo tuvo tiempo para atender por lo menos quince medios de comunicación que esperaban sus respuestas.
Aun quedaban otras doce premiaciones, pero las cámaras se fueron detrás de Romero? para ningún otro hubo nube de prensa.
Fue un merecido y justo premio a la trayectoria del cucuteño.