El pesista compartió este lunes con los medios de comunicación que lo recibieron tras obtener la medalla de oro en Rio
Equipo de Prensa COC-Coldeportes
Un mar de emociones, sonrisas, lágrimas, abrazos y hasta un reencuentro inesperado, fueron los ingredientes que aguardaban al pesista Óscar Figueroa a su llegada a territorio colombiano con la medalla de oro en su equipaje.
La agenda que tenía prevista para este lunes era algo habitual: atender a los medios de comunicación y contarle al país sus sensaciones tras lograr el lugar más alto en el podio olímpico, un sueño que hizo realidad tras 22 años de carrera deportiva. Al llegar a las instalaciones del Comité Olímpico Colombiano su sonrisa brilló más que nunca. Era apenas lógico, ya estaba en casa, faltaba poco para portar su logro en suelo propio.
Con su entrenador, Oswaldo Pinilla, tomó asiento para atender la rueda de prensa. Pero al igual que en Rio, una alegría estaba por venir. Antes de las preguntas y las felicitaciones de los asistentes, del público salió un hombre con rasgos muy similares a los de Óscar. Se acercó a la mesa principal. Vestía uniforme camuflado y en su gorra portaba con orgullo el apellido Figueroa. Era otro héroe nacional, Wilson, su hermano, soldado de nuestro país y quien se fundió en un abrazo con el campeón olímpico. Fue un momento tan emotivo apenas comparable con cantar el himno nacional en las máximas justas.
"Para mí ha sido un gran honor, una satisfacción enorme a lo largo de mis 22 años de carrera deportiva en la que he tenido altibajos, pero en la que siempre he representado a mi país con mucho orgullo. Gracias a Dios se logró este grandioso objetivo al lado de los míos, un proceso en el que he contado con un excelente guía que más que mi entrenador se ha convertido en un padre para mí. Eso me lleva a insistir en que debemos seguir valorando a nuestros técnicos nacionales porque son muy capacitados, lo tienen todo para seguirnos dando estas alegrías", manifestó Figueroa. (Escuchar audio)
La medalla dorada fue su fiel compañera durante el tiempo que compartió con los medios de comunicación. En su discurso, Óscar agradeció el respaldo con el que siempre ha contado a lo largo de su exitosa carrera. "El apoyo de Coldeportes y del Comité Olímpico Colombiano ha sido incondicional y a tiempo", agregó el campeón.
Como era de esperarse, llegó la pregunta de su posible presencia en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Suspiró y por varios segundos pensó con detenimiento la respuesta. "Voy a tomarme dos años de descanso activo en los cuales aprovecharé para terminar mi carrera y realizar una maestría. Luego de ello revisaré qué viene y si es del caso, comenzaré un proceso con miras a los próximos Juegos", aseguró.
En Rio, el dueño de la medalla dorada se despojó de los tenis en la plataforma donde alcanzó el oro, una muestra de respeto, pero también una despedida de las competencias. Pero ahora, con la ilusión de todo el país de volverlo a ver triunfar, espera que esa prenda no solo sea un grato recuerdo que hoy reposa en un museo, sino que por el contrario, se convierta en un aliciente para volver a luchar por el honor olímpico.
Tal como lo expresó Afranio Restrepo, director (E) de Coldeportes, Óscar dejó de ser una leyenda colombiana para ser del mundo.