Llegaron al país los 135 atletas que compitieron en los Juegos Parapanamericanos de la Juventud
Prensa
Una vez más, el deporte volvió a ser el mejor pretexto para sentirse orgullosos de ser colombianos. Los responsables, 135 atletas que dejaron alma y corazón en la cuarta edición de los Juegos Parapanamericanos.
Este domingo, tras lograr una hazaña en Sao Paulo, sede de las justas, nuestros representantes vivieron su regreso a casa por todo lo alto. En el aeropuerto El Dorado, pancartas, banderas, pitos, cámaras, arengas y centenares de aplausos, evidenciaron la repercusión de sus logros.
Y no era para menos. El segundo lugar en el medallero general con 47 oros, 38 platas y 24 bronces, fue una gesta que volvió a engrandecer el deporte paralímpico colombiano y de paso reconfirmó que el deseo de superación es más fuerte que las limitaciones físicas.
"Nos sentimos muy orgullosos de haber representado de esta manera al país. La verdad no me esperaba un recibimiento tan bonito, nos hacen sentir muy importantes. En lo personal regresé muy satisfecha porque logré el objetivo de superar mis marcas", expresó María Paula Barrera, abanderada de la delegación nacional y dueña de ocho medallas en natación. (Escuchar audio)
El balance final de la participación colombiana es positivo por donde se le mire: se pasó del quinto lugar en los Juegos de Buenos Aires 2013 al segundo puesto en esta edición, se triplicó el número de medallas y se identificaron a los atletas que serán el recambio generacional con miras a los Juegos Paralímpicos Tokio 2020.
Una de las promesas del país es el nadador Diego Fernando Maldonado, quien ganó siete metales en Brasil y desde ya se proyecta para representarnos en las máximas justas. "Es muy gratificante saber que en Colombia hay tanto potencial en el deporte paralímpico. Esta fue otra muestra de que tenemos mucho talento y de que las cosas se están haciendo bien", aseguró el juvenil. (Escuchar audio)
Hoy más que nunca, el pabellón nacional se ondea en lo más alto gracias a un puñado de héroes que a sus cortas edades dejaron claro que con el amor patrio como escudo y las ganas de victoria como impulso, la palabra límite es apenas una más en el diccionario.