Foto: Martin Knight, seleccionador de squash de Colombia.
El neozelandés que mueve los h
Martin Knight es el entrenador del combinado nacional de este deporte, que en los Juegos Bolivarianos Valledupar 2022 logró nueve medallas: seis de oro, dos de plata y una de bronce.
Prensa Mindeporte
Bogotá, miércoles 29 de junio de 2022. Detrás de las victorias hay un mentor, un guía, una persona que con sus consejos ayuda a identificar algunas fallas, a que diferentes aspectos del juego se fortalezcan. El deporte más allá del espacio en el que se desarrolla, entendido desde la psicología y la preparación física. En la selección colombiana de squash, ese trabajo está en manos del neozelandés, Martin Knight.
Antes y después de cada juego y entre sets, sus palabras aparecen como un bálsamo para que los jugadores de la selección nacional conozcan cuáles han sido sus debilidades y cómo atacar a su rival.
En otras palabras, para que lean el juego de una manera diferente, para tranquilizarlos, en medio de las sensaciones que empiezan invadir su cabeza en un partido. Un trabajo invisible para el ojo de muchos, que se ve reflejado dentro de la cancha.
Knight, un hombre de sonrisa fácil, con experiencia de 18 años en el squash profesional, 13 de ellos como jugador y cinco y medio como entrenador, es quien mueve los hilos de la selección de squash en el país.
Es quien trabaja de manera ardua para que esas condiciones que existen en squashistas como Miguel Ángel Rodríguez, Catalina Peláez, Lina Tovar o Juan Camilo Vargas se entrelacen y se reflejen de manera armónica cuando el combinado nacional está representando a Colombia en eventos multideportivos.
Esa labor se vio reflejada en los Juegos Bolivarianos, donde el equipo tricolor se quedó con seis de las siete medallas doradas y que también le sirvió para ratificar su hegemonía en este evento, una que se extiende desde las que se llevaron a cabo en Armenia y Pereira, en 2005. "Es un orgullo tener un equipo tan fuerte, hemos realizado un proceso muy largo, que ha rendido sus frutos", resalta el entrenador oceánico.
Entre tantos torneos acompañando al combinado nacional perfeccionó su español, lo que le sirve para sacar esas palabras que sirven de ánimo para que los jugadores afronten con toda su energía cada juego. Ese aprendizaje también lo ha llevado a entender la cultura del país. "Hay mucho cariño, se siente el orgullo por su tierra, la gente es muy cercana, me han tratado muy bien. No sabía qué esperar, pero ha sido mucho mejor de lo que eran mis expectativas", confiesa.
Así se ha ido convirtiendo en un colombiano más, que ha trabajado también por buscar ese relevo generacional para el día en el que esos jugadores de experiencia como Miguel Ángel Rodríguez, Laura Tovar o Catalina Peláez decidan decir no más.
"Tenemos una muy buena base, las ligas están haciendo una muy buena labor para atraer a esos jóvenes que demuestran algún potencial en este deporte, los pulen y me los entregan para que termine de guiarlos. Poco a poco van ganando experiencia en diferentes torneos nacionales como internacionales, para que cuando llegue el momento les sean de utilidad a la selección", destaca.
Casi de manera incógnita se encarga de liderar el equipo nacional y siempre está ahí, para darle una mano a los squashistas cuando lo necesitan. Sus palabras son aprendizaje que forman atletas resilientes, con esa capacidad de no bajar los brazos y afrontar las adversidades con la cabeza en alto. Así es esta selección, que cada vez que representa al país, deja su nombre en tinte dorado.