Yenni Flórez, monitora de HEVS en Aguachica, hace que su actividad sea parte de la crianza de sus dos hijos
Prensa Coldeportes
Cada vez que la alarma suena a las 4:15 de la mañana no piensa en que le esperan 17 horas más de una intensa jornada. Simplemente, le agradece a Dios por despertar, por un nuevo día de vida y, sobre todo, tener lo que tantos anhelan, una familia por cuidar, un trabajo por hacer y una comunidad por atender.
Al preparar el desayuno siente que alista a su vez la rutina a que compartirá con los cientos de beneficiarios. Cuando barre y trapea inyecta la actividad física que le pide y necesita su cuerpo. Planchar los uniformes del colegio le permite delinear, de paso, una a una las nuevas estrategias de impacto en los seis grupos que tiene a cargo. Y orientar las tareas escolares de sus dos hijos termina comprobándole que esa es una sus principales misiones en la vida, la de guiar.
Yenni Paola Flórez se convirtió en madre a los 18 años y 11 después vino a sentirse plenamente realizada como mujer, al encontrar la actividad que complementa su modelo de vida: ser nombrada desde 2016 monitora del programa nacional de Hábitos y Estilos de Vida Saludable de Coldeportes en Aguachica.
No se detiene a pensar por qué la diferencia de tiempo entre un sueño y otro. Por el contrario, acepta y agradece que fueron en los momentos indicados. Tanto, que a escasos días de haber dado a luz por segunda vez, el traslado de su esposo Eduin terminó radicando a la familia Sanguino en el municipio cesarense, donde crecen felices Dubán Juseth y Sherlyn Yuriana.
Como mamá y monitora el tiempo propiamente no le sobra a esta bumanguesa. Más bien hace falta, pero ella lo hace alcanzar. A veces es la primera sorprendida al contemplar con la almohada todo lo hecho en un solo día, pero a la hora del balance siempre encuentra la misma razón para irse a dormir -las cinco horas en promedio- con la satisfacción del deber cumplido: "la vocación de servir es lo que une ambas actividades".
Es la primera en aplicar fielmente el nombre del programa departamental que lidera: Muévete Cesar. "Me levanto a las 4:15 de la mañana para prepararme a la actividad de las 5 con el primer grupo. Regreso a casa pasadas las 6 y preparo el desayuno, luego levanto a los niños y los empiezo a alistar. Hago el almuerzo y al mismo tiempo pongo a lavar la ropa del día anterior. A las 12:20 los llevo en la moto al colegio. Después de la 1 de la tarde me dedico a hacer informes, incluir personas en el monitoreo nacional o programo reuniones intersectoriales. En la tarde siempre hay algo qué hacer porque con Coldeportes no se descansa. Luego hago mínimo una hora de actividad física y ya empiezo a la alistar las tres sesiones de actividad física de la noche. La primera es a las 7 y la última termina a las 10. Regreso a casa sobre las 10:30 y me pongo a organizar todo lo que han hecho mis hijos. Ese en resumidas cuentas es mi día a día", cuenta con energía contagiosa.
Semejantes tareas antes que asumirlas como cargas, Yenni las considera bendiciones en su vida. Nada la hace más feliz que ver crecer sanos a sus retoños, contar con el apoyo incondicional de su esposo y en lo personal, hacer lo que le encanta. "Cuando uno tiene gusto por lo que hace, eso ya no se llama trabajo, eso es simplemente pasión", dice esta técnica en deportes y recreación.
"Las mamás monitoras de HEVS hacemos dos trabajos, arduos por demás. Mantener el hogar y entregarse por la comunidad demandan esfuerzo y sacrificio, pero esto dignifica y sobre todo, se convierte en ejemplo y admiración", afirma alguien que desde niña sintió la vocación por el deporte y la actividad física. "Jugué baloncesto, fútbol, practiqué el atletismo y hasta fui porrista", agrega.
Por eso también motiva a sus hijos, que aparte de practicar el judo, se convierten también en su apoyo en varias sesiones. "En los eventos masivos, ellos son mis dos monitores chiquitos, mi esposo me colabora con el sonido. Se uniforman conmigo y en tarima hacen varias rutinas. Ellos también hacen parte de la familia HEVS", relata emocionada.
Y es que el júbilo la invade cuando a la hora de describir su trabajo se trata. "No me imaginaba que existía esta familia liderada por el grupo de Actividad Física de Coldeportes. Aprendí lo de los aeróbicos viendo videos y lo que me he capacitado en tan poco tiempo ha sido mucho desde que soy monitora. Y voy a escalar hasta que Dios me lo permita", advierte convencida.
Del dicho pasará al hecho… "A partir del próximo semestre comienzo mi carrera en licenciatura en educación física. Quién dijo que a los 30 años no puedo hacerlo? Me va a tocar más duro porque será semipresencial y en Ocaña, a donde tendré que ir todos los sábados. Dejaré a mi esposo y mis hijos, pero ellos lo entienden y me apoyan. Son mi motor y ellos me dicen que yo soy su orgullo. Cuando sientes ese respaldo, te ayuda a surgir más y superar las dificultades o el cansancio".
Siempre quiere más y por eso Yenni les dice a aquellas que son mamás muy jóvenes, "que no se repriman o queden atrás" porque "tener un hijo no es un impedimento para lograr lo que algún día soñaron. Por el contrario, ese sueño es mejor compartirlo con esas personas que llevaron en el vientre".
"Cuando tú logras las metas, tus hijos te lo van a agradecer algún día y mucho más al sacar frutos de esa ilusión. Si me hubiera quedado en la casa viendo televisión, no sería la mujer realizada que soy. Intento superarme día a día para brindarles a ellos cosas mejores y no hablo de lo económico, sino de la oportunidad de que puedan pertenecer a grupos deportivos y crecer así como personas", termina de reflexionar.
Hoy más que nunca, está convencida de que su vida tiene sentido. "Esta es mi oportunidad, hacer lo que siempre soñé", dice con el convencimiento propio de las personas que nacieron para dar sin esperar nada a cambio. De esas que se entregan por completo de manera prudente. Porque una verdadera madre nunca reniega de las tareas que le impone la vida. Entre más labores tiene, mejor responde. O que lo diga Yenni con su ejemplo.
