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Foto: El voleibol sentado en Magdalena ha contado con un camino largo, extenso pero que ya va dejando sus frutos tanto para el departamento como para el país.
Magdalena y una preparación en
Jesús Miguel de la Hoz, periodista
Armenia, diciembre 3 de 2023. Sol, brisa cálida y una temperatura de 29 grados centígrados. El cielo despejado como un tapiz de azules serenos que invita a la contemplación, le da la bienvenida a un nuevo día en Santa Marta. Es miércoles. Y para Diego Sanjuan, integrante del equipo de voleibol sentado del Magdalena, es un día de entrenamiento, así como lo son también los viernes. Felicidad absoluta.
Se reúne con sus compañeros, estiran, calientan y entrenan. No se ve como una obligación, sino como un momento de integración. De lado dejan sus problemas personales, profesionales. Es el instante en el que el deporte los une como la familia que son: molestan, se burlan el uno del otro, pero también se animan, se impulsan y salen adelante. Así ha sido desde 2014 cuando comenzó el proyecto con el profesor Vladimir Garcés.
Ha sido un camino largo, extenso pero que ya va dejando sus frutos tanto para el departamento como para el país. Diego Andrés Sanjuan es una de esas caras. Junto a él aparece la de Fredy Hernández, su inseparable amigo, y la de Oswald Figueroa. Los tres fueron integrantes de la selección de Colombia de voleibol sentado que representó al país en los Juegos Parapanamericanos Juveniles 2023, en Bogotá, certamen en el que se quedaron con la medalla de bronce.
Gracias a ese proceso el entendimiento del equipo es sorprendente, porque más que amigos, son una familia. "Nos miramos constantemente a los ojos, nos abrazamos para darnos ánimo, para no caernos, si fallamos un punto o perdemos un set, nos impulsamos entre nosotros para dar lo mejor por nuestro país", dice Diego Andrés Sanjuan.
Junto con Fredy Hernández, Oswald Figueroa, Miguel Montes, Leonardo Cueto y Carlos Carrillo se conocen cada cara y ademán. Se entienden muy bien dentro del terreno de juego: "¡Te la van a tirar a ti! ¡Voy yo! ¡Ojo con ese balón! ¡Responde!", son gritos que se dan en el calor de un compromiso y siempre están ahí el uno para el otro, para apoyarse y cumplir con los objetivos planteados.
"Esa confianza que tenemos fortalece el juego que practicamos, porque es vital en este deporte. Sé que todos van a estar atentos a defender cada pelota y eso incrementa la seguridad", destaca Figueroa, quien resalta el apoyo constante que tiene de todo el equipo. Así como una familia avanzan en los Juegos Paranacionales demostrando que cuando se tejen hilos de esfuerzo y dedicación con constancia, el tiempo premia con buenos resultados.
