Ceremonia de Clausura, en El Campín, de los Juegos Bolivarianos que se llevaron a cabo en Bogotá. Foto: Cancillería.
Los Juegos Bolivarianos y una
La primera edición de este evento multideportivo se llevó a cabo en Bogotá, en 1938, y contó con la participación de 738 atletas y 16 deportes.
Prensa Mindeporte
Bogotá, miércoles 15 de junio de 2022. Colombia abre sus puertas, de par en par, para recibir los Juegos Bolivarianos, por segunda edición consecutiva y quinta en total, lo que la convierte en la nación que más ha albergado este evento en la historia. Valledupar recibe al son de sus acordeones a 11 delegaciones y más de 3.200 atletas, que inician con ilusión el camino hacia París 2024.
Esta historia bolivariana, que se ha establecido con firmeza con el paso de los años y que se prepara para su edición 19, tuvo un comienzo desafiante. Vio la luz en medio de la incertidumbre en la que se encontraba el deporte nacional, que apenas contaba con un borrador de organización deportiva y liderada por la dirección de Educación Física del Ministerio de Educación, y un Comité Olímpico recién constituido.
Alberto Nariño Cheyne, un hombre entregado por y para el deporte, fue el principal responsable. Dentro de su cabeza siempre existió la idea de realizar unos juegos similares a los olímpicos. Lo propuso en la conmemoración del cuarto centenario de la fundación de Bogotá y su iniciativa fue tratada con indiferencia. Pero sus sueños, que en ese entonces parecían bagatelas, no pararon ahí.
En 1936, después de que el país participara en los Juegos Olímpicos de Berlín, con cuatro atletas, presentó una propuesta ante el Comité Olímpico Internacional, COI, para albergar los Primeros Juegos Bolivarianos. Tras la clausura de la competencia orbital en Alemania, el conde Baillet Latour, presidente del COI, hizo oficial el anuncio de autorizar los Juegos Bolivarianos, dirigidos, exclusivamente, a las seis naciones liberadas por Simón Bolívar y en la que se resaltó a Bogotá como primera sede, para 1938.
Fue una carrera contra el reloj, debido a que la capital solo contaba con un estadio, el de la Universidad Nacional y no estaba proyectado la construcción de otro. Pero el trabajo unificado entre Nariño Cheyne y el alcalde de la ciudad, Jorge Eliécer Gaitán, rindió frutos.
Para el primer mandatario de la ciudad, desarrollar el deporte desde una vertiente popular era un punto clave, por lo que se empezó a gestar la idea de construir un escenario deportivo, que vio la luz verde gracias a la negociación que tuvo Nariño Cheyne con los Camacho Matiz, herederos del político Nemesio Camacho y dueños de la hacienda El Campín.
Después de muchos ires y venires, el 5 de agosto de 1938 se llevó a cabo una asamblea en la que fueron establecidos los compromisos para darle un futuro a los Juegos Bolivarianos y se nombró a Nariño Cheyne como su delegado ante el Comité Olímpico Internacional. Un día después, el 6 de agosto, en el estadio de la Universidad Nacional, se inauguró oficialmente el certamen.
Fue el primer evento multideportivo, a nivel internacional que recibió el país, en el cual participaron 6 naciones y 738 deportistas, en 16 disciplinas: ajedrez, atletismo, baloncesto, béisbol, boxeo, ciclismo, ecuestre, esgrima, fútbol, golf, levantamiento de pesas, lucha, natación, tenis, tiro y voleibol. Colombia estuvo presente en todas.
La delegación nacional terminó en el tercer lugar del medallero, con 19 de oro, 26 de plata y 14 de bronce. Pero quedará escrito, con letras doradas, que en estos juegos, el país logró el primer título internacional de su historia, en los pies de Cecilia Navarrete, quien se impuso en los 100 metros planos. Posteriormente, lo hizo en lanzamiento de disco y en el relevo 4x100, acompañada por Adiela Jiménez, Raquel Gómez y Berta Navia.
Así arrancó la historia de los Bolivarianos, que traen consigo desarrollo; se convierten en el primer escalón, a nivel internacional, para muchos deportistas y además sirven para que las naciones liberadas por Simón Bolívar y algunas otras invitadas, se unan en torno al deporte.