Puerto Rico, Caquetá trasladó su energía hasta Rusia
Prensa Coldeportes
Las arengas jamás faltaron. Mucho menos la fe. La energía positiva fue primordial durante los 90 minutos, con más razón en el alargue. Al final, un estruendoso aplauso.
Nervios, ansiedad, alegría, gratitud. Esos cuatro aspectos podrían definir, en su orden, lo ocurrido este martes en Puerto Rico, Caquetá, sede de la vigesimoséptima edición del programa nacional Campamentos Juveniles de Coldeportes.
Las 26 delegaciones presentes se congregaron en la carpa principal para apoyar a José Néstor Pékerman y sus dirigidos. Fue un partido especial. De la desilusión por la anotación de Kane, los campistas pasaron a la euforia con el empate de Mina.
Con el pitazo final previo a la definición por penaltis, las oraciones no se hicieron esperar. La tensión subió y con ella aparecieron más cánticos de aliento. Había confianza en la Selección.
Cada campista lo sufrió a su estilo: unos agacharon la mirada, otros le dieron la espalda a la pantalla gigante, mientras que otros se abrazaron y evitaron parpadear para no perder la concentración. Eso sí, la fe se mantuvo intacta.
Los fallos de Mateus Uribe y Carlos Baca sentenciaron la derrota tricolor, pero no apagaron los ánimos de los más de mil jóvenes que a su manera también se la juegan por un mejor país.
Tras la eliminación de los nacionales del Mundial, quedó demostrado que Colombia está para soñar en grande. Y también lo está para dejar huella de la mano de personas como los que en Rusia y en Caquetá dejan cuerpo y alma para evidenciar que al país le sobran dos cosas: talento y bondad.
