Finalizó en Cartagena el XVII Encuentro Nacional de Nuevo Comienzo
Prensa Coldeportes
Desde que supo que había sido escogido para disfrutar de Cartagena durante cinco días, la ansiedad lo carcomió. Pocas horas de sueño, bajo apetito y manos sudorosas fueron apenas muestras de la sensación extraña que lo embargó casi una semana antes del anhelado viaje.
Poco importaba que montara por primera vez en avión. La cita ineludible era con el mar, a la que Libardo Antonio Cardona no asistió de cualquier manera. Reservó el instante preciso para que ese contacto inicial quedara tatuado para siempre en su memoria.
Al ser uno de los 400 participantes del encuentro nacional de Nuevo Comienzo, el programa de Coldeportes que garantiza el derecho a la recreación para la persona mayor, sabía que la salida del sol debía ser testigo de esa particular conexión.
"Ese primer momento con el mar fue demasiado especial, mágico si se quiere, porque él es como el corazón, bota la sangre en un movimiento llamado sístole y vuelve y la absorbe en otro que es diástole. Así también va el agua salada, va y viene, suspira, como el trajín constante de la vida que en él se genera", relata el poeta y pintor de 80 años que es vallecaucano de nacimiento, pero bogotano de adopción hace seis décadas.
Desde el martes y hasta este viernes cuando finalizó el evento, el representante de la capital colombiana asistió todos los días de madrugada a la primera actividad de las jornadas en la playa, que además estuvo acompañada de yoga.
Su larga cabellera plateada se sumergió una y varias veces para que las canas adquieran un brillo particular que el propio Libardo describió como "el signo bíblico de sabiduría". También reflejo de experiencias que espera compartir a su regreso a Bogotá porque entiende "que lo mejor para enseñarle a los jóvenes no está sólo en la academia, también en las vivencias".
"Los abuelos queremos dejarle un legado precioso a las nuevas generaciones", promete. Y motivación tiene de sobra para hacerlo, especialmente por un hecho que dividió en dos la historia del país. "Lo que más me enorgullece como colombiano es que se haya firmado el Acuerdo de Paz", dice.
Cardona confiesa que "llevaba 71 años esperando este momento". Y agrega: "Aún tengo en mis labios y mis cejas cicatrices de la violencia que nació en 1948 con el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán".
Casi a diario pasa por la avenida Jiménez con séptima en Bogotá, epicentro de aquel sangriento episodio de la historia nacional. Reside en La Candelaria, en pleno centro histórico de la capital, donde es conocido por su liderazgo y don de servicio.
"Trabajo en la casa comunitaria Santa Bárbara. Allí estoy pendiente de los abuelitos que requieren de asistencia, de un bastón o muleta, de que les entreguen sus subsidios, en fin, ayudar es mi vocación", afirma esta persona mayor que integra junto a 400 más el programa de Nuevo Comienzo en el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte, IDRD.
A Coldeportes dice que no le alcanzan las palabras ni su inspiración para agradecerle por esta iniciativa que el próximo año cumplirá 18 años. "Este encuentro seguirá tejiendo lazos de amistad porque ha impactado a todas las regiones del país con gran acogida. ¡Qué mejor que expresar lo mejor de su cultura con cantos, música y atuendos!", exclama emocionado.
Como recuerdo de esta experiencia, regaló varias de sus pinturas a los asistentes. De ellos no se llevó nada material, pero extrajo lo mejor de sus corazones: la alegría y vitalidad. Sentimientos que compartirá con su hija, quien "está pendiente con cuidados y ternuras".
La bautizó con un nombre particular, sustentado netamente en su espíritu artístico:
Sherezade. En honor al personaje y narradora de la recopilación de cuentos en árabe titulada ‘Las mil y una noches’.
Así mismo le narrará cómo saludó a los indígenas de Vaupés, la forma en que los llaneros defienden el joropo, lo contagiante que es el humor de los costeños y la riqueza cultural que desborda a los nariñenses. Y por supuesto le hablará del mar, ese corazón de color azul que por fin conoció y que ya podrá pintar con sus propias palabras.