Su pasión es la escritura, talento que empezó a desarrollar desde los cuatro años
Prensa Coldeportes
Un pequeño poeta encuentra su inspiración en Risaralda, mientras la luna alumbra sus noches de acampada en medio del desarrollo de los Campamentos Juveniles, programa que desarrolla Coldeportes. Su química con las letras nació casi al mismo tiempo de sus primeros pasos.
Juan David Botero Ospina no se queda con nada. Cuanta experiencia vive este llanero, se la cuenta al mundo. Con la tinta ha hecho una alianza que durará toda la vida, una compañera con la que caminará siempre de la mano.
"Mi chispa para prender esta vela fue cuando el escritor Jairo Aníbal Niño me visitó cuando era pequeño y me motivó a plasmar en libros mis aventuras con dinosaurios y animales en general, hechos que ocurrían en mi imaginación", relata el joven de 13 años de edad.
Cuando apenas tenía cuatro, le dio vida a su primer libro llamado "Mi Mundo de Aventuras y Otras Historias", una creación dirigida a los niños, que incluye contenidos ilustrados con entornos naturales y está basado en sus experiencias, sí es que a esa edad las hubo. "Fue un poco loco, pero lo fui puliendo", asegura entre risas.
Este escritor en proceso ha sido constante con su labor. Por eso publicó un segundo libro llamado "El Cocodrilo Viajero", el cual resultó de la unión de una de sus ideas con otra de un primo, trabajo con el que pretendieron elaborar un atlas gigante para niños en el que contaron las aventuras de este animal mientras recorría el mundo.
Y no le bastó con eso. Hace poco tiempo dio a luz su tercera obra. Esta vez el título fue "La Esperanza en los Animales", una creación literaria para adultos con un contenido muy interesante y real por demás.
"Se trata de la historia de los secuestros de varias personas del Meta, quienes duraron mucho tiempo en esta condición y cuando volvieron a la libertad, lo hicieron acompañados de animales salvajes. Me preguntaba cómo aguantaron tanto tiempo sin familia y sin amor. Los pude contactar y me contaron sus experiencias", indica Botero, cuya dialéctica rompe todos los esquemas.
Doña Gloria, su madre, ha sido un apoyo incondicional en el proceso artístico de Juan, quien ha participado dos años en los Campamentos Juveniles en su rango como campista. Aún no termina sus estudios escolares y aunque la carrera que piensa seguir no tiene casi nada que ver con su hobbie, pues lo seduce la ingeniería, se proyecta para enmarcar su nombre en la historia literaria de Colombia.
