El pesista consiguió triplete de oro en la categoría 56 kilogramos
Prensa Coldeportes
A lo que se iba a enfrentar no era fácil. No solo por los competidores, sino porque además era la primera competencia del campeonato de levantamiento de pesas en el Coliseo El Jardín, de Quibdó, ante más de 2 mil espectadores.
Mucha concentración, un par de masajes y una oración antes de subirse a la plataforma, fueron suficientes para marcar la diferencia. Llegó su turno y Jhon Serna, representante de Risaralda, demostró que el recambio generacional del país en la halterofilia dará mucho de qué hablar.
En el arranque, que en los Juegos Deportivos Nacionales se premia junto con el envión y el total olímpico, fue su primer ‘golpe’ certero. Levantó 118 kilogramos, peso suficiente para merecer el primero de los tres oros de la inolvidable noche en la capital chocoana.
No lo podía creer, de hecho miraba una y otra vez el tablero de resultados para reconfirmar lo que ya era un hecho: primera medalla de oro para el departamento de Risaralda en la disciplina de levantamiento de pesas en unos Juegos Nacionales categoría mayores, pues hace 30 años consiguieron el mismo metal pero en ese entonces las justas eran juveniles.
El envión era su siguiente reto. Ya era consciente de que estaba haciendo historia, igual que el año pasado en Nevada (Estados Unidos), donde se consagró campeón panamericano juvenil. En su segunda salida la apuesta fue más alta, le apuntó a los 153 kilogramos. Y salió avante. Su fuerza y coraje le alcanzaron para volverse a ubicar en lo más alto del tablero y colgarse la segunda medalla de oro. El público, reconociendo su momento, lo aplaudió hasta hacer retumbar el escenario.
Faltaba el total donde quizás, y ya con dos oros asegurados, podría redondear su actuación. Los jueces sumaron y el resultado fue de 271 kilogramos. Tres de tres. Barrió con sus oponentes e inscribió su nombre en la historia deRisaralda y de Colombia, pues es la primera vez que un representante de esa región cafetera logra tres medallas de oro en esta disciplina y en la categoría mayor.
En la ceremonia de premiación se miraba el pecho una y otra vez. Los aplausos lo aturdieron. Repasaba sorprendido y anonadado los flashes de las cámaras que apuntaban hacia él. Fue imposible contener las lágrimas. Levantó los brazos y miró hacia el cielo, seguramente para agradecer e intentar congelar un momento sublime que espera repetir, como él mismo lo indicó, en las máximas justas del deporte, los Juegos Olímpicos.