sábado, 29 de marzo de 2025
Este atleta nacido en Necoclí aprovecha las diferentes disciplinas que practica para ayudar a su familia
Prensa Mindeporte
Turbo, Antioquia, 29 de marzo de 2025. "El deporte es vida", esa es la reflexión de Jhon Elmer Banquet, quien encontró en el béisbol, el baloncesto y el voleibol una escuela de valores y disciplina para afrontar su camino por la vida. Su historia es la de un joven que ha sabido convertir cada desafío en una oportunidad de crecimiento, con esfuerzo y pasión. Así enfrenta cada compromiso en los I Juegos Fronterizos.
Siempre ha estado rodeado por el deporte. Primero, apareció el béisbol. Postriormente, su mamá, Kelly Johana Banquet, lo impulsó a jugar baloncesto, una disciplina que lo atrapó con la magia de los saltos, las clavadas y el esfuerzo físico que tonificaba su cuerpo. La motivación no era solo personal, sino una forma de esquivar las tentaciones que acechan en las calles de Necoclí, su tierra natal.
Sin embargo, a los 19 años el voleibol de playa lo llamó con la energía de sus compañeros. "Empecé yendo a entrenar con los muchachos y cuando menos lo pensé, ya estaba metido de lleno en el juego", dice con su característico entusiasmo. Aunque al principio le pareció un deporte poco llamativo, pronto descubrió que el golpeo del balón tenía un "sabor especial". La versatilidad del voleibol y la dinámica del juego lo envolvieron, convirtiéndose en una pasión inesperada. En la playa, entre risas y desafíos, encontró un espacio donde crecer como atleta y persona.
Virtudes que le han servido para saber afrontar cada paso que da en la vida, dentro y fuera de la cancha. Su historia no es solo la de un joven deportista, sino la de alguien que ha aprendido a forjar su carácter a través del esfuerzo y la perseverancia. Y en los I Juegos Fronterizos, cada salto, cada punto y cada jugada son el reflejo de su camino, de sus raíces y de la fuerza con la que sigue construyendo su futuro.
"Prefiero gastar mi energía entrenando, para llegar a casa sin ganas de salir a hacer algo malo", afirma. Para él, el deporte es mucho más que una actividad física; es una forma de vida que lo mantiene enfocado y lejos del peligro. En un entorno difícil, encontró allí su refugio y su motor de vida. Sus días están marcados por el esfuerzo, la disciplina y el compromiso con su bienestar y el de su comunidad.
Un hogar construido con esfuerzo
La vida de John Banquet no solo está marcada por el deporte, sino por su espíritu trabajador. A los 19 años, decidió construir su propia casa, motivado por las condiciones en las que vivía su familia. Con cada salario ganado, compró cemento, bloques y varillas, levantando su hogar con sus propias manos. "Yo mismo me hago el desayuno, el almuerzo, trabajo de albañil y luego entreno. Todos los días, sin falta". Su disciplina y perseverancia le han permitido estar cerca de culminar su vivienda, demostrando que con determinación y esfuerzo todo es posible.
A sus 23 años, tiene claros sus sueños: terminar su casa, conseguir un empleo estable y, en el futuro, estudiar algo relacionado con el deporte, como entrenador o terapeuta físico. "Lo que a uno le gusta, es lo que más fácil aprende", dice convencido. Su visión va más allá del presente; quiere devolverle al deporte todo lo que le ha dado, ayudando a otros jóvenes a encontrar en la actividad física un camino de disciplina y éxito.
John Elmer Banquet Gutiérrez es la prueba de que el deporte no solo moldea cuerpos, sino también destinos. Su historia es la de un joven que, con pasión y esfuerzo, sigue construyendo su futuro, un golpe de balón y un bloque de cemento a la vez. Su vida es un recordatorio de que los sueños no se logran solo con deseo, sino con trabajo constante, sacrificio y una actitud inquebrantable.
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