Una adolescente de 14 años que no solo sueña con ser una estrella del baloncesto ella trabaja incansablemente para convertir ese sueño en realidad.
Prensa Mindeporte
Bogotá, 24 de octubre de 2024 Los días en Corinto, Cauca, se visten de emoción cada vez que Isabela Pérez se dirige a la cancha. Con solo 14 años, esta joven, se ha convertido en un símbolo de dedicación y pasión por el baloncesto. Desde que su padrastro la introdujo a este deporte a los 11 años, Isabela ha estado en constante evolución, fortaleciendo su técnica y disciplina. Los ecos de los balones rebotando y las risas de sus compañeros son el telón de fondo de su historia, donde la familia juega un papel fundamental en cada paso que da hacia sus sueños.
En su primer encuentro en los Juegos Intercolegiados Nacionales, Isabela sentía como los nervios invadieron su cuerpo al enfrentarse a equipos de otras regiones, pero esos nervios pronto se transformaron en adrenalina pura, Isabela dice ??Cada minuto que pasaba me iba sintiendo más cómoda en la cancha y mi juego fue fluyendo, gracias a Dios pude marcar varios triples??. Ella y sus compañeras sabían que cada jugada contaba, y aunque el primer partido fue un desafío, lo enfrentaron con el corazón en la mano. Los gritos de ánimo de su madre y padrastro resonaban en su mente el ??Vamos Isabela eres la mejor??, recordándole que detrás de cada pase y cada tiro había horas de trabajo y sacrificio.
Isabela brilla especialmente como armadora, una posición que le permite ser el corazón del equipo. Su habilidad para leer el juego, controlar el ritmo y asistir a sus compañeras la distingue en la cancha. Pero no es solo una jugadora más; cuando el partido lo requiere, se transforma en alera, lanzándose con confianza para encestar triples que levantan el ánimo del público.
Su entrenador no escatima en elogios, afirmando que: ??Su puntería ha sido crucial en muchos partidos para llegar a las regionales??. La responsabilidad de ser capitana no la abruma; más bien, la motiva a dar lo mejor de sí. Por ello afirma "también entreno la parte mental, ya que cuando hay momentos críticos y el juego se pone caliente, hay que saber cómo actuar para poder ganar".
La dedicación de Isabela no se limita a los entrenamientos regulares, practica cinco días a la semana, dedicando al menos dos horas cada tarde a afinar su técnica. Consciente de que el baloncesto es un deporte tanto físico como mental, también incorpora ejercicios de gimnasio y meditación en su rutina. La meta es clara: llegar a la liga colombiana y, eventualmente, representar al país en competiciones internacionales.
Cada sesión de entrenamiento es un ladrillo más en la construcción de su futuro deportivo. Isabela está decidida a dejar una huella imborrable.
Más allá de los trofeos y los reconocimientos que ha cosechado, anhela ser un referente en el baloncesto. Desea mejorar la calidad de vida de su familia y en su mente brilla la imagen de conocer a LeBron James, su ídolo. Esto la motiva a seguir luchando. Tiene la esperanza de que su historia inspire a otros a perseguir sus metas. Ella está forjando un camino de éxito.
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