El atleta nacional se colgó la presea dorada en las justas que se llevaron a cabo en Buenos Aires, Argentina, en 1951. En ese evento logró una marca de 53.4 segundos, con los que impuso récord suramericano.
Jaime Aparicio, un hombre delgado, de sonrisa grande y siempre acompañado por unas gafas redondas, fue el primer atleta que se colgó una medalla oro en unos Juegos Panamericanos. Lo hizo en 1951 cuando se disputó la primera edición de estas justas, entre el 25 de febrero y el 9 de marzo. Después se convirtió en una leyenda del atletismo colombiano.
A la capital argentina llegó con apenas 21 años de edad. No era un desconocido. Ya su figura había aparecido en los Juegos Olímpicos de Londres, en 1948. Era un joven con un gran potencial y lo confirmó en los Juegos Centroamericanos de Guatemala de 1950, en los que abrió la medallería para la delegación nacional, con un oro en los 400 mts vallas. En esas justas, el país terminó con 10 preseas, en el octavo lugar de la tabla.
Cuando Aparicio competía en pruebas de vallas parecía volar. Los 400 metros fueron su especialidad, aunque su primer triunfo lo logró en los 100 mts planos en unos juegos intercolegiados en 1945. No obstante, de la mano del entrenador Alberto Galindo se enfocó en este tipo de competencia en la que brilló tanto a nivel nacional como internacional.
Los Juegos Panamericanos de Buenos Aires, que se vieron retrasados nueve años por la Segunda Guerra Mundial, fueron la afirmación de Jaime Aparicio como ícono nacional. En ese momento su curva de rendimiento iba en alza y allí lo confirmó. El miércoles 28 de febrero, en los últimos días del verano austral, el atleta colombiano logró la marca de 53.4 segundos en los 400 metros vallas.
Fue una competencia difícil, con grandes competidores por batir: el brasileño Wilson Gomes y el estadounidense Donald Hardermann. Estos dos fueron huesos duros de roer: hicieron que Aparicio imprimiera todo su esfuerzo físico. El colombiano entró a la recta del estadio Antonio Vespucio Liberti (Monumental de River Plate), con una pequeña ventaja que logró mantener hasta el final, cuando logró alzar los brazos en línea de meta.
Esa presentación no solo le dio la medalla de oro sino también el récord suramericano, batiendo el impuesto por Vicente Maglahes, de Brasil, quien había logrado una marca de 54.6 segundos. Un día histórico para Colombia. Inolvidable. No solo para Aparicio sino para toda Colombia: una medalla que quedará, por siempre en la historia.
PRENSA COLDEPORTES