Es coordinador deportivo de Galapa y promotor de jóvenes futbolistas de su municipio
Prensa Coldeportes
En un equipo con la historia de Millonarios, seleccionar momentos demanda mucho esfuerzo. Pero a la hora de preguntarle a los hinchas por goles memorables en los 90 hay uno que siempre pelea podio. El marcado a Universidad de Chile en El Campín aquel 17 de marzo de 1995, en juego de la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Al minuto 16 y con el juego igualado a cero, Víctor Castañeda derribó a Carlos Rendón sobre el costado occidental con norte. Por la ubicación de la falta, se advertía un balón levantado para buscar la cabeza de Freddy León. Frente al balón se paró Édison Domínguez. Tomó un impulso de escasos metros. El centró nunca llegó. Fue un misil el que expulsó su pierna zurda. El que apenas vino a ver ya dentro del arco Sergio Vargas, el mejor portero de la liga austral en ese momento.
Le apodaban Galapa. En honor al pueblo que lo vio nacer hace ya 50 años. Y frente a la alcaldía de su municipio, donde se desempeña como coordinador de deportes, es el primero en asombrarse al recordar que ya pasaron dos décadas de semejante conquista que sentenció el partido y encaminó a los azules a la segunda ronda del torneo continental.
Casualmente, lucía el 20 a su espalda. Desde entonces, ningún galapero ha logrado figurar en el fútbol profesional colombiano. Pero Édison ve venir ese momento. "Tenemos ahora una gran cantera, de hecho en el América está Féiver Mercado y Daniel Moreno juega Barranquilla Fútbol Club", afirma con ilusión, la misma que tienen otros jóvenes que espera llevar a prueba a Bogotá en los próximos días.
Dentro de ellos está Joseph Domínguez, su segundo hijo que más que llevar el fútbol en su sangre, parece un clon del padre. "Es zurdo, juega de lateral izquierdo y le pega duro al balón". Una gota de agua. Tiene 17 años y adelanta a la par estudios universitarios.
Espera presentárselo a Ricardo Lunari, técnico de Millonarios, con quien compartió vestuario en 1996 y al que ya tuvo la posibilidad de saludar como DT embajador. "Es el de siempre, amable, sencillo, una gran persona", destaca Édison, que cuando el equipo bogotano estuvo en Barranquilla el semestre pasado para enfrentar a Uniautónoma y Junior, también saludó "a Oscarito Cortés, que ahora es gerente y con quien compartía incluso habitación en la concentración".
Le gustaría ver a Joseph con la albiazul. Y en primera división. Nada lo haría más feliz, pero también le inculca el valor de las aulas. Estudio y deporte. Fundamentales en la formación y que confluyen en un programa como el Supérate Intercolegiados de Coldeportes. Gracias a él, los jóvenes galaperos encontraron una razón más para rendir al máximo en ambas tareas.
"Acá en Galapa se apoya mucho al baloncesto, el karate, el fútbol sala y se tienen equipos en categorías menores de sóftbol y béisbol, pero el fútbol es la potencia y a nivel nacional el Deportivo Galapa marcha tercero en la categoría 98", asegura Domínguez.
Por eso quiere repetir viaje a Bogotá. Al de los próximos días para promover los nuevos talentos del balompié de Galapa, espera sumarle otro en noviembre. "Ya fuimos subcampeones en el Supérate en 2013, ya estamos clasificados al zonal departamental que será en agosto en Puerto Colombia y la meta para este año es volver a la capital, disputar la final y traernos el título", advierte con la firmeza que le imprimía su pie izquierdo al balón.