La judoca se convirtió en la cuarta abanderada de Colombia en subirse al podio en las máximas justas
Equipo de prensa Comité Olímpico Colombiano y Coldeportes
Conquistar un lugar en el podio olímpico es el resultado del esfuerzo y la dedicación, pero sobre todo de la convicción. Es ser consciente de que a la altura del corazón se lleva la bandera de un país y con ella la ilusión de millones de colombianos.
Hace cuatro años, en Londres, el entrenador japonés Noriyuki Hayakawa pidió disculpas por la medalla de bronce, él quería más para Yuri Alvear, como si un bronce no fuera valioso para nuestro país. Ese día prometió más en Rio 2016 y este miércoles 10 de agosto lo cumplió. Con esta presea, Alvear igualó a la luchadora Jackeline Rentería, como doble mujer medallista olímpica en la historia de Colombia.
El trabajo de cuatro años, planeando el pico más alto del rendimiento de Yuri en agosto de 2016, fue perfecto, porque en 2013 y 2014 fue a tope y supo de lo que era capaz. Fue dos veces campeona mundial. Así confirmaron que el oro o la plata olímpica eran posibles y por eso decidieron bajar las cargas en 2015.
Para muchos fue sorpresa. Yuri no fue campeona mundial en 2015. Terminó tercera. Y en los Juegos Panamericanos de Canadá fue bronce. Parecía que Yuri no llegaría bien a Rio y el bajón la alejaría de su sueño, sin embargo, todo fue planeado por ella y su entrenador. El año 2015 fue de cambiar cosas, de bajar cargas, de saber que ya había sido campeona mundial dos veces y otro podio era posible.
El 2016 fue tranquilo, pocas competencias, mucho trabajo en silencio, hablando poco y con un premio inesperado: abanderada por Colombia en Rio 2016. Desfiló en el estadio Maracaná con la bandera tricolor y soñó con más. Esa medalla de Londres debía cambiar de color, pero sabía que tenía que seguir la batalla rumbo al valioso premio, al sueño dorado.
Estuvo concentrada en la Villa Olímpica, salió a entrenar y repasar conceptos con Noriyuki. Poco entrenamiento, por eso hasta se dio el gusto de ir el lunes pasado al coliseo de pesas para cantar el himno nacional con Óscar Figueroa. Lo vio con el oro y se motivó más, el sueño creció.
Yuri batalló por el metal dorado y finalmente se quedó con la plata, para alcanzar su segunda medalla olímpica en su carrera en el judo.
En la final, el combate fue parejo, pero un descuido hizo que Yuri no se subiera a lo más alto del podio pero como premio, la medalla de plata, subió un escalón de honor, confirmó que los tiempos de Dios son perfectos en su vida y el oro olímpico cada vez está más cerca.