El departamento de Vaupés celebró en la exigente carrera ecológica
Prensa Coldeportes
La protagonista de esta historia no entregó testimonios. De hecho no fueron necesarios. La experiencia fue más que suficiente para estructurar un relato desde el corazón de la selva.
Para el desarrollo del deporte hay escenarios que cuentan con la más avanzada tecnología. Su ingeniería es proporcional a la inversión. Muchos de ellos se convierten en referentes de una ciudad o un país entero.
Pero si de lugares propicios para la actividad del músculo se trata, los que ofrece Colombia y específicamente el departamento del Guaviare, podría decirse que son inmejorables. Naturales por demás.
La de este viernes 2 de diciembre fue una vivencia inolvidable. En el marco de los sextos Juegos de la Orinoquía y Amazonía, la vereda Buena Vista, ubicada a unos nueve kilómetros de San José del Guaviare, les permitió a un grupo de deportistas, voluntarios y periodistas, conocer territorios, algunos de ellos aún vírgenes, en donde hasta hace poco tiempo la guerra era la única habitante.
Hoy, ad portas del posconflicto, la historia es distinta. Los primeros tramos de la carretera -que mas bien era un empantanado camino de difícil acceso- sirvieron de pista para los cinco representantes de igual número de departamentos que se atrevieron a disputar la carrera ecológica, un espacio de encuentro directo con la naturaleza.
El reto inicial era lograr atravesar el camino en bicicleta. Árboles inmensos de cientos de años, pequeños puentes de tablas a medio poner, lagunas exuberantes, casas abandonadas y hasta un ferri encallado, algunos de los espectadores.
Registrar la competencia en imágenes fue una tarea compleja. Quienes la acompañaron tuvieron que sortear obstáculos de todo tipo. Tras el arribo al punto de relevo de ciclismo a atletismo, la segunda de tres pruebas, otro marco natural esperaba por los participantes.
Senderos completamente cubiertos por el pasto, vegetación exótica y uno que otro poblador de la zona, le dieron la bienvenida a un nuevo grupo de deportistas. Su misión, correr con exigencia por húmedas trochas. Así lo hicieron durante media hora para luego entregarles el turno a los practicantes de canoaje.
Hombres y mujeres, dos por canoa, lucharon bajo un intenso sol en contra de la acelerada corriente del río Guaviare. Al final, alegría fue para el departamento de Vaupés, ganador de la carrera ecológica. Trabajo en equipo con evidentes resultados.
Quienes no lograron ocupar un lugar en el podio celebraron la victoria de haber podido experimentar una travesía inolvidable en la que la complicidad entre la naturaleza y el deporte fue la gran protagonista de la jornada.