Participa por Risaralda en el V Curso Nacional de Actividad Física Dirigida Musicalizada de Coldeportes
Prensa Coldeportes
Primero vivió el drama del desempleo. Una vez encontró el trabajo soñado, no le renovaron contrato. Después de retomarlo, el reto de municipal a departamental le implicó dejar no sólo su ciudad natal, también el amor de su vida, un hijo de apenas cuatro años que quedó al cuidado de su abuela, y la carrera profesional que ya estaba próxima a culminar. La nueva etapa comenzaba en un pueblo, donde al mes de instalarse, la sacaron de la habitación rentada por no cumplir con el pago del arriendo.
Por más guión de telenovela o película que parezca, la protagonista de esta historia es real y tiene nombres y apellidos: Deissy Jimena Franco Gómez, una mujer a la que la vida la ha retado constantemente. Perdió la cuenta de las pruebas superadas porque lo que realmente le importa es hacer de cada obstáculo, una razón para tomar más impulso. Lo ha hecho a su paso, que siempre ha sido rítmico.
"Fui bailarina desde muy pequeñita, es mi verdadera pasión y hace cuatro años que estaba sin hacer nada, bastante aburrida y en busca de trabajo, le comenté a alguien y me dijo que llevara la hoja de vida porque estaban buscando a alguien para ocupar el cargo de una persona que cedía el contrato para ser monitora de Hábitos y Estilos de Vida Saludable", cuenta esta pereirana de 29 años.
Así fue cómo encontró la verdadera vocación, por simple casualidad del destino. "Arranco entonces en el propio municipio de Pereira, donde me pusieron a prueba y por el cuento del baile ingresé a esta familia del Equipo Colombia HEVS", agrega la monitora no profesional senior del departamento de Risaralda, que toma parte del V Curso Nacional de Actividad Física Dirigida Musicalizada de Coldeportes que se adelanta esta semana en Restrepo, Meta.
Para Deissy, "lo más gratificante es hacer lo que te gusta y esta labor no es nada obligada, de verdad nace, de puro corazón". "En la rumba aeróbica creces por el gusto que se tiene, pero también aprendí en ese proceso mucho más de gimnasia aeróbica y la sana alimentación. Pero lo mejor de todo es poder trabajar con la comunidad, en la labor social", dice emocionada. (Escuchar audio)
Los dos primeros años los desarrolló a nivel municipal y cuando más entregada estaba por su Pereira del alma, vino la decisión que le dio un giro por completo a su vida. El contrato expiró a finales de 2015 y no fue renovado. Entonces en medio de la preocupación y el escepticismo, apareció la propuesta departamental: ser parte del equipo de ‘Risaralda activa y saludable’.
Ni lo pensó para dar el sí. Su sueño seguía intacto, aunque con algunos matices distintos, radicales si se quiere. "El reto era muy bueno, sólo que ya a ser nivel de todo el departamento, me dijeron que si podía radicarme en Santuario, un pueblo que queda a hora y cuarto de Pereira". La tarea no parecía compleja, pero para esta madre soltera sí.
"La parte complicada fue tener que dejar a mi vida entera, Juan Alejandro, mi hijo de apenas cuatro años, justo cuando empezaba su jardín y más debía estar pendiente", relata con voz entrecortada. La emoción la invade, sobre todo al saber que nunca ha estado sola. "El niño está al cuidado de mi mamá y en mejores manos no puede estar", dice con algo de alivio.
Acaba de cumplir un año en su nuevo entorno y todos los fines de semana emprende viaje hacia la capital risaraldense en su moto para el anhelado reencuentro. "Es muy apegado a mí y tanto él como yo contamos los días para vernos de nuevo cada semana, aunque este trabajo me permite incluso llevarlo algunas veces a Santuario y acompañarme a las sesiones porque disfruta de lo que yo hago", destaca con orgullo.
De hecho, en la comunidad que impacta, nada la alegra más que ver "cómo hay unas niñas que son las que halan a sus mamás, tías y abuelas para que vayan al grupo". Y el pequeño Juan Alejandro va por el mismo camino. "Le gusta bailar, es muy activo y expresivo, por fortuna lo ha sacado de mí, es espontáneo y se relaciona muy bien con los demás", así lo describe con el amor de madre a flor de piel.
Alejarse de su hijo no ha sido el único sacrificio. El académico también. Hizo una pausa en las aulas, pero retomará el próximo semestre su carrera de Ciencias del Deporte y la Recreación en la Universidad Tecnológica de Pereira. Entrará a octavo y no espera detenerse hasta hacerse profesional.
Juan le da el impulso necesario para ir en busca de esa ilusión, también las usuarias que no le hacen extrañar la casa al invitarla a sus hogares para almorzar o simplemente conversar con un café de por medio. Atrás quedaron esos amargos momentos de encontrar una maleta frente a la puerta porque se había pasado de los primeros cinco días del pago de arriendo.
Hoy en Santuario a falta de una, tiene muchas puertas abiertas y sobre todo, "ángeles que siempre aparecen en el camino cuando más los necesito. Bien dicen que Dios aprieta, pero no ahorca". Le sobra fe, pero también firmeza y determinación para superar las pruebas que vengan. Ejemplo de persistencia que llaman.