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Pereira, 27 de noviembre de 2024. Disciplina y perseverancia. Dos valores claves que le ha dejado el judo a Darith Guiovanna Ruiz, una joven de 15 años, de piel trigueña, ojos achinados y un cabello crespo que se alborota cuando lo sueltan. Con una sonrisa que refleja determinación y un espíritu inquebrantable, Su ímpetu y la madurez con la que afronta cada momento son el reflejo de los ocho años dedicados a un deporte que no solo moldea su físico, sino también su carácter.

Foto: Darith Ruiz sonríe mientras sostiene la medalla de bronce en su mano
Darith Ruiz y el judo como fil

Esa decisión con la que se sube al tatami es la misma con la que se levanta cada mañana a entrenar y a estudiar. Tiene obligaciones claras y con todas es responsable, las cumple lo mejor que puede y da lo mejor de sí en cada una de ellas, es algo que adquirió desde que era una niña y tomó la decisión, en el barrio Los Sauces de Popayán, de entrar a practicar este deporte, después de darse cuenta que su vecina y amiga de infancia, Angie, no podía jugar con ella por estar en clases de judo.

Angie no duró las dos semanas entrenando, pero para Darith Guiovanna Ruiz lo que comenzó como una curiosidad infantil se convirtió en una pasión que hoy define su vida. A lo largo de estos años, ha aprendido que el judo no es solo una práctica física, sino una filosofía de vida que le enseña a caer y levantarse, a respetar a sus rivales y a dar lo mejor de sí en cada oportunidad.

El tatami se ha convertido en su segundo hogar y el uniforme, en una extensión de su propia identidad. Cada combate es un reto, pero también una oportunidad para superar sus límites y crecer como persona. El judo le ha enseñado que las derrotas son solo escalones hacia el éxito y que, detrás de cada victoria, hay incontables horas de esfuerzo, sacrificio y aprendizaje. Así lo evaluó después de ganar el bronce en la categoría de 70kg femenina. "Si uno trabaja por las cosas, se logran. Y cuando no trabaja, no se logra", dijo.

Sus papás, Marley Ruiz y Óscar Huertas, fueron sus invitados de honor a ver sus pruebas en los 70kg. Cada agarre, cada llave, lo sufrieron y lo celebraron con la misma intensidad. Ambos enfocados en cada paso que daba su hija, un claro ejemplo de lo que ha sido su apoyo a lo largo de ocho años, en los que su camino la ha llevado a estar en competencias internacionales en República Dominicana, Venezuela y Panamá. Además, de alcanzar el podio en campeonatos sub-18 y sub-21.

Mirando hacia el futuro, Darith Ruiz no solo aspira a seguir creciendo en el judo, sino también a inspirar a otras jóvenes de su comunidad a descubrir el poder transformador de este deporte. Su próxima salida será en los Juegos Intercolegiados en judo juvenil que se realizará del 9 al 12 de diciembre en Bucaramanga, donde espera subirse a lo más alto del podio. "Voy por la de oro", dice sin titubeo alguno, demostrando que para ella, cada paso es una oportunidad para soñar en grande y demostrar que el esfuerzo siempre rinde frutos.

¿Cómo se trabaja el judo en el Cauca?

En el departamento del Cauca se viene trabajando con jóvenes de cuatro municipios, principalmente: Sucre, Timbío, Puracé y Popayán. Con ellos se ha participado en eventos que son fundamentales para los procesos de formación: sub- 11, sub-13 y sub-15. Algo que ha dejado unos frutos esenciales en esta zona del país y gracias a estos, se armó una selección con seis participantes para los I Juegos Nacionales Juveniles.

"Afortunadamente, nos ha dado un buen resultado, y toda la gente que tenemos acá son de procesos en los que se han iniciado desde los 8 o 10 años y hoy por hoy son jóvenes de 15, 16 años, que no tienen la edad de la categoría Sub-21, sino que son Sub-18", aseguró Alejandro Solano, entrenador de la delegación. "Sabemos que es un proyecto a largo plazo y los resultados no se obtienen de la noche a la mañana, razón por la que debemos seguir trabajando", añadió.

La labor que se hace para captar nuevos talentos en la región lo hacen de la mano con la Federación Colombiana de Judo y con la juez Sandra Lucero Ortega, quien tiene un dojo en su casa en Popayán, con el que está haciendo el proceso de formación, con jóvenes de la capital del departamento y también, de un municipio llamado Morales. "Esperamos que el próximo año, podamos ir organizando el proceso, no solamente con Popayán, sino que hayan ocho o seis municipios más, para que se pueda tener una buena base, como lo tiene el Valle", finalizó.