Foto: Danisha Livingston, primera base de la selección de Colombia.
Danisha Livingston
Con una renovación completa, la selección de Colombia, por cuarta ocasión consecutiva, se subió al podio en los Juegos Bolivarianos. Una de sus integrantes sobresalió por su talento y carisma.
Prensa Mindeporte
Valledupar, viernes 1 de julio de 2022. Por la mejilla de María de los Ángeles Avendaño Fori, jardinera izquierda de la selección de Colombia de sóftbol, se desliza una que otra lágrima. Su mirada se hunde entre las palmas de sus manos durante la quinta entrada en la final contra República Dominicana. Detrás de ella aparece la figura de la sanandresana, Danisha Gisela Livingston, con palabras de aliento, para que ella y el resto del equipo no se dejen llevar por la adversidad: "¡Vamos! Esto no se acaba hasta la séptima entrada, ¡Aún podemos!", exclama.
Livingston, de 27 años, casi 1.80 metros de altura y que siempre se le ve con una sonrisa, se ha convertido en una de las líderes naturales del equipo nacional, que ha vivido una renovación importante con la idea de fortalecer un deporte que, en los últimos tres Juegos Bolivarianos (Sucre 2009, Trujillo 2013 y Santa Marta 2017) había logrado subirse al podio y sumar dos medallas de plata y una de bronce.
Sin embargo, el oro, ese tan anhelado por los atletas en todos los eventos multideportivos, que aún era esquivo, se convirtió en ese anhelo, en ese último peldaño por alcanzar y el objetivo para estos juegos que se cumplen en Valledupar.
Pero al frente apareció un equipo difícil, que supo aprovechar sus oportunidades para dejar a Colombia con el grito de victoria atorado en la garganta. El deporte y su imagen constante: la felicidad y la tristeza, a menos de dos metros de distancia.
"Hay que jugar con alegría", es la frase que siempre acompaña a Livingston, la que la lleva a todas partes a donde va, la que siempre ha estado en su crecimiento en el deporte, desde que era una niña en San Andrés, cuando se formó en Antioquia y maduró en Bolívar. Así ha afrontado el sóftbol, haciendo de las derrotas, un método para aprender, crecer y mejorar en diferentes aspectos del juego y la vida misma.
El resultado en esta ocasión no fue para Colombia; sin embargo, la mentalidad la mantiene, la impulsa a seguir trabajando porque los sueños no se truncan con un revés sino que, el contrario, se afianzan y cada paso es ganancia y experiencia que, a futuro, servirá para alcanzar el anhelo trazado. El país continúa sin una medalla de oro en Juegos Bolivarianos en el sóftbol femenino, pero todo camino tiene su proceso y este, rejuvenecido, apunta a grandes cosas.
Livingston aparece como una de las caras de esta selección, que aún es joven y que ahora se enfoca a los Juegos Suramericanos de Asunción 2022 y a los clasificatorios a los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 y el Mundial de Italia 2024. El camino es empedrado, pero con una sonrisa la trayectoria se ablanda y se hace más amigable porque los pasos de este combinado aún están comenzando.