El ganador de la prueba de marcha en Supérate Intercolegiados, ve en el campeón del mundo a alguien más que un referente. Su amistad, fundamental en la formación de este talento
Prensa Mindeporte
Bogotá, diciembre 8 de 2019.- Apenas cruzó la línea de meta sintió el grito de su mamá, Flor Mireya. Sabía que no estaba presente, que los nervios siempre terminan traicionándola, pero desde Bosa, localidad en el sur de Bogotá, esa exclamación desaforada tenía una razón de ser: una vez más era campeón. El orgullo del hogar Rojas Guzmán.
"Inicié desde muy niño entrenando con mi padre en las carreras de semifondo y llevo aproximadamente tres años en la marcha", destaca el nuevo campeón, que acaba de graduarse de bachiller y anhela estudiar, siempre y cuando tenga el espacio para seguir entrenando, "alguna administración".
Cristian reconoce igualmente que "los entrenadores vieron algunas cualidades" y por eso le apostó todo a ser marchista. No estaban equivocados, ya que cuando apenas llevaba un mes practicándola, fue "campeón en la Copa Nacional, que fue en Castilla La Nueva". "Desde ahí me motivé muchísimo y ya he ganado en ocho años consecutivos y por eso me pone muy contento esta medalla dorada que le doy a Bogotá en Supérate".
La dedicatoria tenía destinatarios fijos: "Este oro va para mis padres que me han brindado siempre ese apoyo incondicional, fundamental en mi carrera". "Este año ha sido de muchos aprendizajes de todo tipo, pero el que estén pendientes de mi carrera deportiva, hace que uno lo dé todo por ellos, quienes han inculcado en mí la perseverancia y la disciplina que debemos tener en este deporte y en todos", agregó.
Sobre los referentes de Cristian, tiene dos que han influenciado su carrera: "Jéfferson Pérez, el ecuatoriano que ha sido medallista olímpico y campeón mundial; y en Colombia, Éider Arévalo, que es otro grande".
Con el campeón del mundo colombiano ha "tenido la posibilidad de compartir muchísimos entrenamientos y las experiencias". "Eso me sirve mucho, aprender de la mentalidad que tiene porque eso y su talento lo han llevado a colgarse la medalla de oro, así que tenerlo cerca es muy gratificante", admitió Rojas.
A Arévalo le ha aprendido el valor del sacrificio y a diario lo experimenta: "Vivo en Bosa, anteriormente me desplazaba en bicicleta hasta el Parque El Salitre que son como 20 kilómetros, entrenaba hasta 10:30 de la mañana y regresaba a la casa para ir hasta el colegio a las 2:30 de la tarde y salir a las 6".
Pero su rendimiento fue tal, que llegó el momento de darle prioridad al deporte y con la ayuda de su colegio, acordó clases semipresenciales, lo cual le ha permitido, dedicarse a la marcha a doble jornada. "Entreno en las mañanas de 7 a 10 de la mañana y luego de 4 a 6 de la tarde", dijo emocionado.
Cristian se despide por la puerta grande de Supérate Intercolegiados, que le permitió incluso disputar el Suramericano Escolar de Medellín en 2016, donde alcanzó bronce. Le agradece al programa "todo lo que les ofrece a los jóvenes de Colombia" y por eso los invita a que "se dediquen al deporte, sin importar cual sea, porque los aleja de los vicios y los hace más disciplinados y responsables