Prensa Coldeportes
Escondido en el corazón de la Amazonia y aislado fluvialmente por las innumerables fuentes hídricas de la región. Ahí está Vaupés, un departamento rico en maderas y oro, con uno de los más prodigiosos conglomerados de comunidades indígenas. Más o menos 27, pertenecientes a los grupos linguísticos Arawak, Bora, Caribe, Puinave, Tucano Oriental y Huitoto.
Con una población aproximada de 28.000 habitantes, activa y relativamente saludable, en donde, hasta 2014, nadie sabía qué era una rumba aeróbica.
Pues bien, hasta allí llegaron Claudia Arango, profesional en Ciencias del Deporte y la Recreación y Natalia Ocampo, profesional en Mecatrónica, dos monitoras del equipo Colombia de Hábitos y Estilos de Vida Saludable, para quienes no hay obstáculo alguno cuando de promover la actividad física se trata.
"Los indígenas son serios, difíciles de convocar, no se motivan tan fácil. Es una cultura diferente. Quienes dirigimos este tipo de actividades estamos acostumbrados a la espontaneidad de la gente, a la algarabía, a una dinámica distinta", señaló Claudia, quien soñaba con conocer la selva y en el año 2014 renunció a todo en Pereira para radicarse definitivamente en el Vaupés.
Allí, cuentas las monitoras, la tarima es distinta y hasta el sonido con el que se ambientan las jornadas de rumba y aeróbicos es particular. El suelo es de arena y arcilla. Pedir que consuman frutas y verduras resulta imposible porque en esta parte del país no se cultivan y las que se consiguen son costosas. Tampoco pueden argumentar que los indígenas tienen problemas de sedentarismo porque son activos y en promedio caminan 5 Km diarios para ir a la chagras, los terrenos donde cultivan su comida.
Al llegar, el reto fue grande pero no imposible, Claudia hizo todo lo que pudo para conformar los grupos con los que hoy trabaja, a quienes les imprimió el gusto por las artes marciales, la rumba y el yoga. Pero ahí no se detuvo, encontró una opción al darse cuenta del privilegio de tener una tierra fértil gracias a los bosques húmedos tropicales y comenzó a estudiar sobre las propiedades de los frutos amazónicos para dar inicio a la campaña de promoción sobre el consumo de frutas y verduras.
El trabajo no lo hace sola, cuenta con una coequipera quien se ha dado a la tarea de llegar al corazón de los indígenas a punta de creatividad. Natalia no había sido elegida como monitora para Pereira en la convocatoria de 2016 pero su perseverancia por hacer parte del Equipo Colombia de Hábitos y Estilos de Vida Saludable hizo que le propusieran trabajar en Vaupés.
"Lo dudé, lo pensé mucho, pero acepté y cuando llegué creí que trabajar con ellos era igual a lo que hacía en Mi ciudad, una gran equivocación. Pero no me rendí, lo único que tuve que hacer fue hacer todo con más creatividad para cautivar a los indígenas que también tienen derecho a cuidad su salud".
Y con la misma fuerza y la energía que le permiten innovar en cada rutina y con el espíritu luchador que la caracteriza, entre concursos, disfraces, abrazos y motivaciones, pudo conformar en este 2016, junto con Claudia, seis grupos regulares.
Para las dos, el mayor logro ha sido poder disminuir las tasas de suicidio en los jóvenes indígenas, sobre todo en Mitú Cachivera, un barrio cercano al casco urbano.
"Por ellos, por los jóvenes, continuaremos con esta misión que lo único que hace es motivarnos para seguir. La selva es un espacio de aprendizaje continuo", precisó Claudia.