Foto: Catalina Peláez tomando fotografías del partido entre Colombia y Ecuador, en semifinales de dobles femenino, en los Juegos Bolivarianos 2022.
Catalina Peláez, una vida entr
La squashista colombiana acompaña a la delegación nacional, en este deporte, que se clasificó para cinco finales en los Juegos Bolivarianos 2022.
Prensa Mindeporte
Bogotá, lunes 27 de junio de 2022. Miguel Ángel Rodríguez y Laura Tovar se abrazan fuerte. Acaban de lograr el paso a la final, en la categoría de dobles mixto, de squash, en los Juegos Bolivarianos, tras vencer a los ecuatorianos, Javier Emilio Romo y Rafaela Albuja. Un triunfo que hizo que los asistentes a las canchas de la Unidad Deportiva El Salitre, se levantaran y a unísono corearan: ??Colombia, Colombia??, mientras las figuras de ambas raquetas nacionales y su celebración quedaban inmortalizadas en la cámara de Catalina Peláez.
Así pasó, también, con las competencias de Gabriela Soria y Lucía Bautista, en dobles femenino, y de Andrés Felipe Herrera y Juan Camilo Vargas, en dobles masculino. Cada uno de sus golpes paralelos, cruzados, boast, globos o voleas fueron seguidos por el lente de la squashista bogotana, quien no está representando al país en este evento puesto que se recupera de una operación en su rodilla izquierda, la cual le ha causado molestias en los últimos cinco años debido a que tenía desgaste en el cartílago.
"El dolor no me dejaba jugar bien, después de los entrenamientos quedaba muy adolorida, razón por la que decidí operarme. La recuperación ha sido buena, ese proceso está siendo guiado por el Centro de Ciencias del Deporte, del ministerio, y la evolución ha sido positiva, ya me encuentro en rutinas de cancha, sin moverme muy rápido, porque me falta ganar fuerza, por lo que también estoy haciendo gimnasio con bandas elásticas. Espero en dos meses volver a entrenar", dice con la misma convicción que la ha llevado a convertirse en una de las mejores en su deporte, a nivel continental.
Pero esto no se convierte en un impedimento para acompañar a la selección y desarrollar uno de los gustos más profundos que tiene: la fotografía. Ese cariño por inmortalizar momentos comenzó desde pequeña, cuando se dio cuenta de que con una sola imagen podía transportarse a lugares donde fue feliz y rememorar esas sensaciones que llenaron su corazón y le robaron sonrisas. Desde entonces, más que una afición se convirtió en una pasión, que trata de llevar de manera paralela con su carrera como deportista de alto rendimiento.
Así que una de las primeras cosas que empaca cuando va a representar al país en torneos internacionales, es su cámara Nikon. "Soy la encargada de tomarle fotos a la selección cuando tenemos eventos, pero cuando me retire quiero hacer algo más con la fotografía. Es algo que me divierte mucho", dice con una sonrisa. Y no es para menos, esa pasión la llevó a estudiar una carrera de studio arts en el Trinity College, en Connecticut, Estados Unidos, y hoy por hoy, como patrocinadora de cuatro jugadores de la selección, le sirve, también, para mover las redes sociales.
Los paisajes son su fuerte con el lente, por lo que cuando tiene la oportunidad aprovecha cualquier puesta de sol o cuando el verde de las montañas se fusiona con el azul del cielo, para capturar esa serenidad que tanto la acompaña. Esa misma que refleja dentro y fuera de la cancha. No obstante, la foto que más recuerda, aunque no es una tarea fácil, es la que tomó en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, cuando Juan Camilo Vargas y Andrés Felipe Herrera ganaron la medalla de oro. "Quedó el doble abrazo, el de los coaches por fuera de la cancha y el de ellos adentro".
Por esta razón, aprovecha esta pasión para no desconectarse de la selección de squash y está ahí, para alentar a sus compañeros e impulsarlos a llegar más allá, a dar ese esfuerzo más que se requiere para alcanzar los objetivos, porque en este equipo más que un grupo son una familia, que buscan seguir representando, por todo lo alto, al país, porque para ellos lucir el tricolor nacional más que un deber, es un orgullo y todas esas sensaciones se traducen en abrazos y sonrisas, que quedan capturadas en la cámara de Catalina Peláez.