Gladys Goméz García comanda la Selección Colombia Femenina de Baloncesto en Silla de Ruedas.
Prensa Coldeportes
Pasión, esa que le brota por los poros en cada partido, con un estilo combativo recorre cada centímetro de la cancha de baloncesto para iniciar y culminar las jugadas del equipo que lidera con determinación, y de esa manera hace emocionar a los asistentes de las Copas América BSR que gritan su nombre: "Gladys".
Es la primera vez que el seleccionado femenino participa de unas Copas América, pero no es la primera vez que Gladys se enfrenta a eventos importantes, el primer momento que la haría construir la fortaleza con la que vive cada juego, le sucedió cuando era tan solo una niña: "Mi discapacidad la tuve a los 2 años en un accidente de tránsito y gracias al señor Elvio Ramírez, quien es el presidente del club donde inicié, fue el que me dio a conocer que había el deporte adaptado", relata la capitana. (Escuchar audio)
Disciplina que se convirtió en una de sus más grandes pasiones y que práctica desde hace 7 años, porque conoció que el deporte adaptado es una herramienta para romper barreras sociales y dar segundas oportunidades en la vida de muchas personas que como ella volvieron a nacer.
Esta caleña de 27 años, de cabello oscuro y sonrisa contagiosa, sabe de luchas y de marcar la diferencia, cuando fue la única mujer en jugar con los hombres en unos Juegos Paranacionales, y ser la pionera para crear la Selección Femenina que se estrenó en la Copa Suramericana en el 2015. Por estos días repite la hazaña, de participar por primera vez de un evento de talla internacional como es las Copas América de Baloncesto en Silla de Ruedas.
Gladys tiene un mensaje claro en la vida, y es el que comparte con aquellos que tienen la oportunidad de conocerla: "Las cosas pasan con un propósito y tenemos que seguir adelante y luchar cada día, porque si Dios nos ofrece una segunda oportunidad tenemos que vivirla al 100%".
Segunda oportunidad que vive con sus padres que han sido un apoyo fundamental, el baloncesto que la llena de pasión con cada rebote del balón; y su más grande amor, su hijo de 10 años que la anima desde la gradería y espera cada final de los partidos para envolverla en un abrazo que parece eterno, y que recarga de energías a la capitana de hierro.