Prensa Coldeportes
Las historias de vida, el liderazgo ambiental, la música, la comida típica, la tarea social, los valores, el folclor, la actividad física, la recreación, la capacitación y hasta la alegría fútbol, cerraron un nuevo capítulo de los campamentos juveniles que desde hace 35 años lidera Coldeportes, y que este lunes 14 de octubre retiró las carpas de la ciudad de Pereira, Risaralda.
Fue una ceremonia memorable en donde la mística campamentil cumplió con el propósito de agradecer por el momento compartido. Un fuego que como algo mágico fue alimentado mientras los guardianes de la leyenda representaban el momento en que el éste proclama con su luz y calor la extrema tensión de la materia hacia la vida y cómo a través suyo le llega al hombre todo el bosque con su sol, sombras, copas acogedoras y sus sonidos.
Fue un campamento que introdujo nuevos retos para los campistas colombianos que trabajan al servicio de sus comunidades, desde donde se recrearon espacios en los que Cundinamarca y Atlántico fueron ejemplo de inclusión, Vichada, de cumplimiento; Chocó de tradición y alegría, Huila, Antioquia y Risaralda de liderazgo, Bogotá de trayectoria y técnica campamentil, Valle líder en los retos sociales y lo demás, de tenacidad, gestión y compromiso para seguir luchando por una juventud que construye país.
Las delegaciones regresaron a sus casas, con la firme convicción de proponer desafíos importantes para el próximo año y desde ya se preparan para apostarle, junto con la organización, a una reingeniería del programa para fortalecer esa tarea recreativa y social que cumplen en sus comunidades y que beneficia a miles de niños, niñas, jóvenes y personas mayores de Colombia.
Impecable, así calificaron los participantes la tarea cumplida por Coldeportes con el departamento anfitrión, Risaralda, quien dejó un nivel muy alto, en la organización del evento, para los departamentos candidatos de la XXIII versión del Campamento Nacional Juvenil, Magdalena y Cundinamarca.