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Pereira, 24 de noviembre de 2024. Mientras el agua aún le escurría por su cuerpo, el atleta Emmanuel Felipe Noreña, sentado, miraba con un aire de desazón hacia el suelo, un poco apesumbrado, porque su equipo de 4x100m combinado mixto había cerrado en la cuarta posición la prueba, parecía que el esfuerzo y se había quedado a escasos centésimas de conseguir el podio. El bullicio de la piscina aún resonaba en el fondo, con aplausos y voces que celebraban a los ganadores. Sin embargo, en su mente, el eco de la carrera seguía repitiéndose, cada giro, cada brazada, cada relevo.

Foto: El equipo de Boyacá que se quedó con la medalla de bronce en la prueba de 4x100 combinados, en natación.
Bronce con corazón: el emotivo

Un minuto de silencio y la voz del escenario se escucha: "informamos que la delegación de Antioquia ha sido descalificada, por un movimiento invalido". Una frase que cambia el desánimo por alegría y la desazón por júbilo. Emmanuel Felipe Noreña se levanta de un salto de la silla y grita, se alegra y se abraza con sus compañeros: Nicolás Dueñas, Luna Sofía Restrepo y Sara Sofía González. Los rostros abatidos de hace unos segundos se transforman en expresiones de celebración.

Las lágrimas de frustración que apenas habían comenzado a acumularse en sus ojos ahora se convertían en lágrimas de alegría incontenible. El equipo entero se fundió en un abrazo colectivo, mientras las gradas, donde sus familias y amigos esperaban, estallaban en vítores y aplausos ensordecedores dentro de la carpa de Boyacá.

"¡Lo logramos!", exclamó Luna Sofía, mientras su voz se quebraba de la emoción.

El anuncio oficial confirmó lo que ya sabían: el equipo había subido al tercer lugar, asegurando el tan anhelado bronce. Emmanuel miró a su alrededor, respirando hondo, como si quisiera grabar ese momento para siempre en su memoria. Cada sacrificio, cada hora de entrenamiento y cada frustración valían ahora la pena. "Es una emoción muy grande porque igual nosotros dimos todo por ganar la medalla, esto es una emoción muy grande porque logramos la medalla", afirmó Noreña.

Mientras el equipo celebraba, los flashes de las cámaras comenzaron a capturar el momento. Los nombres de Boyacá y sus atletas resonaban en el aire, y los aplausos se mezclaban con el eco del agua en la piscina. Emmanuel, aún con el corazón acelerado, miró a sus compañeros con un orgullo profundo. "Este bronce no es solo una medalla, es un símbolo de todo lo que somos capaces de lograr juntos", añadió Nicolás, con una sonrisa.

La premiación no tardó en llegar. Con las medallas colgando de sus cuellos, los cuatro atletas subieron al podio entre los aplausos de la multitud. Desde el micrófono oficial se anunciaron sus nombres, y la delegación de Boyacá gritó con entusiasmo al escuchar a los suyos ser reconocidos. "Hoy celebramos", dijo Sara Sofía con una sonrisa radiante, "pero esto es solo el comienzo. Vamos a seguir trabajando para llegar unidos a los Juegos Nacionales de 2027", agregó con seriedad.

El grupo bajó del podio, abrazados y rodeados por sus entrenadores, quienes también derramaban lágrimas de orgullo. A lo lejos, las cámaras y los reporteros se acercaban, ansiosos por capturar sus palabras. Emmanuel tomó aire una vez más y, con una sonrisa, se preparó para contarle al país lo que acababan de lograr. Esa noche, la última de la natación en los I Juegos Nacionales Juveniles, no solo se ganó una medalla; se reforzó la certeza de que con esfuerzo, perseverancia y corazón, los sueños más grandes siempre pueden alcanzarse.