Prensa COC - Coldeportes
Hablar de figuras de antaño como Domingo Tibaduisa, Víctor Mora, Álvaro Mejía, Luis Fernando López y la medallista olímpica Ximena Restrepo es motivo de orgullo para Colombia y, mucho más, para los amantes del atletismo, que se acostumbraron por años a celebrar pocos triunfos en su disciplina.
En los Juegos Centroamericanos y del Caribe el equipo de atletismo se lució. A falta de la maratón masculina y femenina, Colombia alcanza diez medallas de oro en esta disciplina, las mismas que una de las potencias de la zona, Cuba, país que lidera la tabla porque lleva siete de plata, dos más que los colombianos.
En el penúltimo día del atletismo centroamericano, Colombia no desentonó y se quedó con las pruebas de 3.000 metros obstáculos y el salto con pértiga, mientras que estuvo en el tercer lugar en los relevos 4×400 masculino y femenino, y en los 3.000 metros obstáculos.
El quindiano Gerard Giraldo fue el primero de su prueba, los 3.000 metros obstáculos, registrando un tiempo de 8:44.51 minutos, su mejor marca del año, y dejando atrás a su máximos rival, el puertorriqueño Ricardo Estremera Marcial, que hizo 8:46.24. El bronce fue para su compatriota Andrés Camilo Camargo.
La segunda presea de oro del jueves fue para Walter Alejandro Viáfara, quien en un duelo cerrado, literal, cerrado, alcanzó el título de su prueba después de saltar 5.30 metros, los mismos que el cubano Lázaro Borges, motivo por el que la organización les dio el oro a los dos. El bronce fue para otro isleño, Eduardo Nápoles, marcó 5.20 metros.
Con dichos éxitos y las platas que sumaron los relevos masculino y femenino, la delegación colombiana llegó a 23 preseas en total (10 oros, 5 platas y 8 bronces), esperando que en el día de la clausura de las justas llegue algo más y así continuar ese duelo cerrado con Cuba o superarlo en el atletismo centroamericano.
Sin duda, durante estas cinco jornadas, se reconfirmó el avance del atletismo colombiano, que dio un salto de calidad no solo con las victorias pronosticadas de Ibargüen y Arévalo, sino con esos oros que llegaron sin mucha bulla, como el de Bernardo Baloyes en los 200 metros planos, gestas que llenaron de alegría y, mejor aún, de confianza al atletismo nacional de cara a Tokio 2020.