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Turbo, Antioquia, 28 de marzo de 2025. En la cancha de La Bombonera, el ruido es ensordecedor. Turbo domina con autoridad, y su jugador, Luis Eduardo Arroyo, acaba de marcar un gol. La algarabía en la tribuna es contagiosa: las sonrisas se multiplican, la emoción se desborda. Pero en el rostro de Ledis Juliana Arroyo solo hay amargura hasta que su hermano, Luis Eduardo, en medio de su celebración, se acerca, la encuentra entre la multitud y, con un gesto lleno de significado, le besa la frente.

Foto: Luis Eduardo y Ledis Juliana Arroyo son hermanos, ambos juegan para la selección de Turbo de fútbol de salón.
Apoyo de la familia

Una celebración que para los dos tiene una simbología cargada de emociones, que es un impulso para Ledis Juliana, para que no se rinda y continúe trabajando para volver fuerte. Hace unas semanas, una fractura en su pierna derecha la apartó de participar en los I Juegos Fronterizos. "Estamos los dos para apoyarnos, para afrontar los momentos buenos, pero, sobre todo, los difíciles", dice Luis Eduardo con convicción.

En un camino pedregoso, en el que tiene una recuperación que es de largo aliento, ese beso en la frente se convirtió en un aliciente, le confirmó que no está sola. Es un recordatorio de que, aunque el dolor físico y la frustración sean inevitables, la meta sigue allí, esperándola. Día a día, con el apoyo de su hermano y su familia, avanza con determinación.

Dos hermanos unidos por la pasión al deporte

Tanto Luis Eduardo como Ledis Juliana Arroyo llevan el fútbol en la sangre, es una pasión, una disciplina que los ha acompañado desde la infancia. Crecieron corriendo detrás de un balón en las calles de su barrio en Turbo, soñando con representar a su tierra. Cada gol, cada entrenamiento y cada sacrificio los ha fortalecido, no solo como deportistas, sino como hermanos.

Precisamente, hace un poco más de cuatro años ambos entraron a jugar fútbol de salón y desde el primer momento marcaron diferencia y se convirtieron en referentes en sus respectivas selecciones. Luis Eduardo, con su velocidad y precisión, se consolidó. Ledis Juliana, por su parte, destacó por su visión de juego y liderazgo. El esfuerzo y la disciplina los llevaron a vestir los colores de su departamento, representando con orgullo a su región en distintas competiciones.

"El deporte es prácticamente media vida para mí. Te hace olvidar de los problemas, te diviertes, creces en todos los aspectos", afirma Luis Eduardo. Ambos saben que el camino no ha sido fácil. Han tenido que enfrentar largas jornadas de entrenamiento, sacrificios personales y momentos de incertidumbre. Sin embargo, el amor por lo que hacen los ha mantenido firmes. Para ellos, cada partido es una oportunidad, cada entrenamiento una lección y cada obstáculo, un desafío por superar.

Ahora, mientras Ledis Juliana se enfoca en su recuperación, Luis Eduardo sigue dejando su huella en la cancha, jugando no solo por él, sino también por su hermana. Sabe que cuando ella vuelva, lo hará con más fuerza, con la misma garra que los ha caracterizado desde que eran niños. Porque en su historia, el fútbol no es solo un deporte: es un vínculo inquebrantable, una promesa de nunca rendirse.