Venezolanas y colombianas dieron ejemplo de fraternidad en la semifinal del baloncesto femenino
Prensa Coldeportes
Muchas imágenes deja cualquier confrontación deportiva. El esfuerzo en un balón dividido. Las lágrimas ante la derrota. La emoción del abrazo, propio del triunfo. Bárbara Nazareth Pico Velásquez no es fotógrafa, pero se encargó de hacer de su gesto, la postal de los Juegos Sudamericanos Escolares que terminan este sábado en Medellín.
Esta basquetbolista venezolana dejó a un lado la euforia de avanzar a la final, para levantar una a una a las niñas de Colombia que reposaban su desazón en el maderamen del coliseo Iván de Bedout. Gallardía a flor de piel. Esencia pura del deporte para aplaudir, exaltar y, sobre todo, propagar.
"Me han enseñado que no hay que darle la espalda a tu contrincante, como también que en el juego hay que entregar todo lo que uno sabe, sin olvidar que en el momento de ganar o perder, siempre hay que darle la mano a tu rival porque por encima de todo hay amistad y se debe brindar apoyo", afirma con tanto convencimiento como madurez la adolescente de 14 años del Liceo de Miranda del estado Sucre. (Escuchar audio)
Su acción espontánea refleja el espíritu de los Juegos y en definitiva, se convierte en un mensaje para los gobernantes. "En el deporte no hay fronteras. Muchas veces nos dejamos llevar por esas cosas de la política cuando deberíamos ser más unidos", dice a manera de reflexión Bárbara, estudiante de cuarto grado de secundaria y que a un año de graduarse, antes que pensar en una carrera quiere dedicarse al baloncesto.
Estos Sudamericanos la han convencido del sueño y más después del triunfo sobre Colombia, posible según la número 7 vinotinto a "la unión que se tuvo, la calma y paciencia por momentos para manejar los nervios y la fanaticada", como también al "respeto que hay que tener entre sí para llegar más lejos". (Ver galería de imágenes)
Carácter le sobra, habilidad ni hablar. De ahí su versatilidad hecha rendimiento. "Normalmente juego de 2-3 (escolta-alero), pero soy 1 (base) porque puedo ayudar a bajar la pelota, soy efectiva en el ataque, cuando me ponen a agarrar los rebotes me fajo abajo y cumplo en el bloqueo". Así se define Bárbara.
Independiente del oro o la plata que logre, ya esta experiencia marcará un antes y un después en su vida. "Nunca me había montado en un avión y fueron dos horas de muchas sensaciones", confiesa. Fueron tantas, que sus ojos brillaron más al recordar que "al principio estaba un poco nerviosa y sólo una compañera que ya había estado en los anteriores Juegos, trató de calmarnos. Una vez arriba fue espectacular, todo se ve pequeño, con mucha adrenalina y cuando aterrizamos aplaudimos de la alegría".
Ahí no paró todo. Después encontró junto a sus compañeras "una ciudad limpia, bonita y amable como Medellín, donde se trata a toda la gente con cariño y mucho respeto". Esos valores fueron justamente los que afloraron en ella para consolar a las jugadoras colombianas, que vio como rivales con el balón en juego, pero amigas una vez terminó de elevarse.