Foto: Mónica Sarai Arango es docente universitaria en el Tecnológico de Antioquia, también apoya a colegios públicos en Envigado, trabaja en un proyecto virtual latinoamericano y tiene su propio emprendimiento.
Mónica Sarai Arango, la profun
Esta nadadora artística cumplió el sueño, y por duplicado, de ser atleta olímpica, pero nada la ha hecho más feliz que complementar el deporte con su otra gran pasión: la psicología. "InspirAcción" pura.
Prensa Mindeporte
Medellín, viernes 18 de marzo de 2022. ??Soy un alma vieja desde siempre??. Así se define alguien que por su vigor y logros, perfectamente, podría encajar en un prototipo moderno. En absoluto. Mónica Sarai Arango siente que su vida dista mucho de varios estándares actuales y se acomoda a lo básico y necesario. Clásico si se quiere.
Su nombre es sinónimo de respeto y admiración en la natación suramericana. En la modalidad de artística lo ha ganado todo en esta parte del continente. En Bolivarianos, Suramericanos y Centroamericanos, el oro fue el premio a su talento y esfuerzo en solo, dueto y equipo. Semejante dominio terminó patentándolo con dos clasificaciones históricas a Olímpicos: Rio 2016 y Tokio 2020.
De sus 29 años, 25 ha estado en el agua. Eso puede explicarlo todo. Se lanzó a los cuatro y nunca más se salió. Ni lo va a hacer. "Soy un animal acuático porque he pasado más tiempo de mi vida en ella. Es el espacio en el que me siento más libre, tranquila y sobre todo, me siento más yo", asegura.
Y así como Estefanía Álvarez, que se retiró este año, pudo ser su alma gemela en la natación artística, al hacer juntas realidad el sueño olímpico y por duplicado en dueto, para Mónica la existencia sería incompleta sin la psicología.
Egresada de la facultad de la Universidad de Antioquia, la ejerce desde hace tres años y, además, la comparte a través de la academia. Además de atender casos particulares, hace parte del staff profesional de Acualab, un proyecto virtual y presencial con base en Puerto Rico que busca el desarrollo competitivo de la natación latinoamericana a nivel mundial, además de optimizar la técnica de nadadores juveniles con aspiraciones de beca académica a través del deporte y objetivos de alto rendimiento.
Por la pandemia tuvo que estar seis meses alejada del agua. Toda una eternidad, según ella, pero a nivel profesional no se quedó quieta. Al ser la psicóloga de este centro especializado, abrió su espectro. Además de proyectar el emprendimiento familiar de venta de accesorios para su modalidad, la docencia también surgió como alternativa o, mejor, oportunidad de vida.
En el Tecnológico de Antioquia dicta cuatro materias, las cuales reparte en jornadas diurna y nocturna: seminario de campos ocupacionales, teoría de grupos, psicología educativa y habilidades para la vida. De igual manera, intervino en colegios públicos de Envigado en la orientación de pruebas específicas.
Para ella, la natación y la psicología son más afines de lo imaginado "por la preparación en sí que ambas requieren y porque en definitiva, las dos transmiten mucho desde lo humano".
Mónica siempre va por más y sin sobrarle mucho espacio en su agenda que no comprende lapsos ni sábados ni domingos, sigue preparándose profesionalmente. Adelanta ya la maestría en desarrollo infantil en la Universidad de Manizales, que le implica viajar a la capital caldense un fin de semana al mes.
Reconoce también que en las aulas "no hay medallas, pero sí un montón de retos por enfrentar a nivel personal; estar abiertos a todos los contextos y todas las capacidades de las personas que vienen a aprender y eso es mejor que cualquier podio".
Aunque aún la opción del retiro no está contemplada, quiere que la recuerden como la "deportista que no dejó a un lado su carrera dual (deporte y estudio), que le encanta la academia y sobre todo, la posibilidad de compartir conocimiento y experiencias".
A ella le sobran. También sueños. De hecho los lleva en piel. Si bien en la natación artística no se permiten los tatuajes, tiene dos. Los anillos olímpicos, cerca a su tobillo izquierdo, se los hizo antes de ir a Rio y los mimetiza con maquillaje. El otro, que el vestido de baño oculta en ese mismo costado de su torso, es una figura de cinco puntas.
Cada una tiene una palabra que identifica a los miembros de su familia: padres y dos hermanas. Mónica es la menor de las tres. Energía es la que la define. Y después de lo que hace dentro y fuera del agua, no hay margen de duda. Tiene suficiente para seguir trascendiendo. Un alma vieja y ejemplar en definitiva.
En el siguiente enlace pueden encontrar material de apoyo: https://we.tl/t-r1UODP9nlB