PRENSA MINDEPORTE
Cartagena, 24 de noviembre de 2019. - En el estadio 11 de noviembre Abel Leal Díaz, Antioquia y San Andrés disputaron la final del torneo de béisbol de los Juegos del Bicentenario, Bolívar 2019. Emoción, alegría, ilusión. Un sinfín de emociones se entremezclaron, en una tarde noche que estuvo adornada por un firmamento colorido, despidiendo uno de los deportes más seguidos por el público.
El escenario vibró de principio a fin con los batazos y atrapadas de los peloteros y muchos gritaron cuando el umpire detrás del plato dictaba su sentencia. Como en el fútbol, en el béisbol también muchas veces las miradas se dirigen al árbitro cuando no se está de acuerdo en las decisiones que toman. En este caso en específico se trata de cantar bolas y strikes y cantarlas de manera errada genera que haya descontento.
Así que hubo inconformidad de algunos aficionados, otros se deleitaron con la forma de dirigir del umpire, Ramiro Alfaro, de 37 años. Un árbitro de largo recorrido a nivel nacional, con 15 años de experiencia, que además ha estado en campeonatos internacionales como el Panamericano Junior en Salta, Argentina, en 2004; La Serie Latinoamericana de Béisbol en México, en 2013 y los Panamericanos, en 2019.
Alfaro ha trabajado constantemente para llegar a donde está. Hoy por hoy hace parte de la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC, por sus siglas en inglés), lo que le ha servido para ganar un estatus importante dentro de los umpires nacionales. Es cartagenero y el béisbol es un deporte que ha llevado siempre en la sangre: lo practicó, pero una lesión le impidió continuar.
Sin embargo, nunca abdicó a seguir apegado a esta disciplina, así que empezó a ser anotador de diferentes partidos, hasta que en un juego faltó un árbitro y lo llamaron para que lo dirigiera. Lo hizo bien, convenció. Ahí comenzó su camino como umpire, uno lleno de altas y bajas, aprendizaje, autosuperación, en el que se dedicó a poner piedra por piedra para labrar una ruta en la que avanzó a pesar de los obstáculos.
Fue autodidacta. Trabajó las mecánicas viendo a viejos árbitros. Los sistemas de movimiento para no dejar ninguna base sola. "El trabajo detrás del home plate tiene que ver con los desplazamientos de los outs en primera, tiene que estar pendiente si la bola se escapa a los bancos, a ver si se queda dentro de la colchoneta o ingresa al banco", dice el umpire.
"El árbitro que se encuentra en primera también debe estar enfocado en su trabajo, para cantar out o quieto en esa base, así lo tiene que hacer también el de segunda, el de tercera y los de los jardines, cuando están", añade. "Todos nos repartimos el trabajo y cuando hay una situación de reglas, nos reunimos para decidir y sacar el mejor concepto de cada jugada", explica.
El trabajo del arbitraje es de 90.5 % de apreciación. Las jugadas de regla se presentan de vez en cuando y la buena apreciación que se tenga, eso es lo que hace a un buen umpire. Muchos, a veces, están de acuerdo, otros no, pero el trabajo invisible de los umpires es vital para que el juego continúe. Así, Alfaro ha salido adelante, se ha convertido en uno de los mejores de un país, que con el tiempo va conociendo un poco más de las reglas del béisbol, un deporte que cuenta con peloteros, que hacen de Colombia, una tierra de atletas.