El pedalista colombiano lidera el equipo Movistar para el Tour de Francia
Nairo Quintana va por su sexta participación en el Tour de Francia. Nuevamente el sueño amarillo lo invade de pies a cabeza, ese anhelo de pararse en lo más alto del podio en los Campos Elíseos, en París, le recorre todo el cuerpo como siempre lo ha hecho. Un flujo de energía que lo hace visualizarse vestido así, como lo han hecho históricamente los líderes de esta carrera, míticos del ciclismo.
"Es la competencia con la que siempre he soñado", esa es la frase que siempre ha acompañado al pedalista que ya ganó el Giro de Italia y la Vuelta a España. Es un resumen del anhelo de toda su vida, desde que era pequeño y se imaginaba corriendo junto a los grandes ciclistas, mientras montaba en su bicicleta para transportarse de su casa en la vereda Concepción de Cómbita hasta el colegio técnico Alejandro de Humbolt en Arcabuco, Boyacá.
En sus últimas dos participaciones, Nairo no ha contado con sus mejores presentaciones en esta carrera. Fue decimosegundo en 2017 y décimo en 2018. Esas temporadas en las que lo perfilaban como uno de los grandes favoritos de la competencia junto al británico Chris Froome parecen ir borrándose de la memoria de los aficionados de este deporte y parece estar resignada al olvido.
Pero Quintana siempre ha sabido levantarse de las adversidades. A su sexta participación llega con una gran madurez y un conocimiento que solo lo dan los kilómetros recorridos. Regresa al Tour como uno de los hombres a ser tenidos en cuenta, pero en un segundo escalón, según destacan los periodistas con conocimiento en el deporte del pedal.
"No es explosivo. Carece de la habilidad de atacar y abrirse un hueco. Siempre está en estado de calma. Creo que nunca ganará el Tour de Francia", afirmó el exciclista estadounidense, Greg Lemond. Y es que el hoy por hoy líder del Movistar Team no gana una carrera desde la Tirreno Adriático en 2017. Y sus últimas participaciones en la Grande Boucle avalan las palabras de Lemond, tres veces ganador de esta carrera.
Sin embargo, es solamente uno de distintos pensamientos que hay sobre el colombiano. Hay un dicho en el ciclismo que simplifica todo: la carretera pone a cada quien en su sitio. Y Quintana tiene esto claro. Llega sin preocupaciones, enfocado y con las mismas ganas que en aquella primera presentación en esta competencia, donde se mostró ante el mundo con una victoria inolvidable en Le Semnoz.
"Como cada año, están los nervios, el deseo de que arranque la carrera y comenzar a pedalear", dijo en la rueda de prensa previa a la carrera, en la que se expresó con la misma calma de siempre. "Es cierto que he nacido y vivido desde siempre en altitud, pero tenemos que comprender que los rivales todos se preparan y hacen altura, acondicionamiento para afrontar esas situaciones. No será desfavorable tampoco para ellos", afirmó sobre un recorrido que parece favorecerlo.
Nairo sonríe y posa así frente a las cámaras junto a sus compañeros de equipo, los españoles Alejandro Valverde y Mikel Landa. Desde el sábado esa sonrisa se convertirá en concentración y enfoque. Todo por lograr un sueño que lo acompaña desde niño: ganar el Tour de Francia.
