El joven líder le hizo el quite a la violencia
Prensa Coldeportes
En una frase, Jhónatan Eduardo Ramírez Rincón resumió su cotidianidad antes de ingresar a los Campamentos Juveniles: Mi vida era un poco complicada. Sin entrar en detalles, este joven de 20 años de edad, oriundo de Manizales, evidenció que no iba por buen camino.
Casi tres años en el programa de Coldeportes le han bastado para darle un vuelco a su destino. Cambió las esquinas de su barrio por los cuadriláteros de boxeo y está a pocos días de graduarse del colegio.
"Todo empezó cuando un instructor llegó a mi barrio y nos contó sobre los Campamentos. Yo ya estaba cansado de sentarme en las esquinas, ver televisión y perder tanto tiempo. Me convenció y ahora no me cambio por nadie", comenta Ramírez, hoy instructor de boxeo en su colegio Fe y Alegría, de la capital caldense.
El liderazgo es una de sus principales características, además del deseo de ayudar a la comunidad. Vivir en uno de los sectores más vulnerables de Manizales ha sido difícil, pero al mismo tiempo lo ha motivado a cambiar las condiciones de desigualdad y violencia de su entorno.
"He adquirido mucha experiencia para tratar a la gente, además con el boxeo he aprendido a tener autocontrol y disciplina", dice sin dudar. Transmitir el mensaje de fraternidad, liderazgo y voluntariado de los Campamentos ha sido una tarea que ha sufrido altibajos, pues implementar esa cultura en un sector donde predominan tantos problemas sociales ha obstaculizado su labor.
"Les he transmitido a muchos jóvenes este mensaje en pro de su vida, aunque no ha sido fácil hacerlo por las condiciones en las que viven y por sus costumbres. Es muy constante el rechazo porque desde pequeños han vivido una realidad muy dura", argumenta Jhónatan.
Tiene muy claro que el deporte y la recreación son lo suyo, por eso ya ostenta el rango de raíz en los Campamentos Juveniles y su máximo sueño es trabajar en Coldeportes, pues ha sido su aliado incondicional en este nuevo camino. Además ya es técnico de recreación comunitaria del Sena.
Como muestra de gratitud, Ramírez busca seguir trabajando por el programa y ya adelanta acciones para expandirlo en Manizales y Caldas, un trabajo en el que su familia también lo lleva de la mano.