Su vitalidad contagió a los participantes del Encuentro Regional HEVS zona Centro-Sur que terminó este jueves en Cali
Prensa Coldeportes
¡Bloqueo, bloqueo, bloqueo!. Ante ese grito suspende cualquier actividad que esté haciendo para empezar a golpearse los pectorales e imitar así el show que hace el protagonista del famoso comercial de televisión sobre una firma cosmética.
Su tez morena e incluso algunos rasgos permiten alguna semejanza con el actor, pero hay una diferencia radical. El de la pantalla chica siempre tiene el ceño fruncido mientras a Héimer Vásquez Balanta si algo lo distingue es la sonrisa.
En el Encuentro Regional de HEVS para la zona Centro-Sur que finalizó este jueves en Cali, Óscar Lozano, coordinador nacional de Actividad Física de Coldeportes repetía durante las distintas sesiones: "El monitor debe siempre…", para que al unísono los 220 participantes le contestaran eufóricos: "¡Sonreír!".
En el caso de este jamundeño radicado hace décadas en Popayán, sobran las palabras. Su gesto alegre es abrumador. Entre más años de edad suma, así mismo parece incrementarse su jovialidad. Es de los más veteranos del programa de Hábitos y Estilos de Vida Saludable, al que está vinculado desde 2008.
"Todo pasa por la actitud. Va en las ganas y el positivismo que se le mete a las cosas. Hay que hacerlas con entusiasmo para transmitírselos a los usuarios y así ellos asimilen lo que se les propone en tarima", cuenta este monitor no profesional HEVS que trabaja en el programa ‘Cauca en movimiento’ en el municipio de Popayán.
Su vitalidad en la rumba aeróbica contagia. Así lo demostró en el evento masivo del Encuentro en el que participaron más de mil personal en el Parque El Ingenio, en el sur de Cali. "Esto se lleva en la sangre. Siempre me ha gustado la cuestión artística, por eso he trabajado en casas de cultura, academias de baile y comparsas en varias versiones de la Feria de Cali. Se me pegó tanto lo del baile que ya es un hábito", revela entre risas.
Eso lo hizo afín a HEVS, aunque curiosamente no fueron ellos el motivo para que dejara Jamundí e hiciera de la capital caucana su segunda tierra. "Al ser jugador profesional de golf desde 1978, me mudé a Popayán con la familia para trabajar en el Club Campestre. Daba clases hasta las 6 de la tarde y en las noches laboraba en los gimnasios", rememora Héimer.
Pero llegó el momento en que era el Green o la pasión musical. Ganó está última y por eso montó su propia academina, llamada ‘Bailoterapia’, donde promueve la rumba musicalizada, esa que aplica en el programa "para enseñarle a la gente los buenos hábitos".
Acaba de soplar 50 velitas en el ponqué y un solo deseo pidió: "Que Dios me siga regalando la salud para poder seguir aportándole a la comunidad y que esta haga y disfrute de la actividad física porque ese es el mejor remedio para las enfermedades crónicas no transmisibles".
Héimer es padre de tres hijos, dos mujeres y un hombre. Ninguno le ha seguido el ritmo, pero les gusta bailar. "Se defienden", cuenta. Es su orgullo y también preocupación por momentos. "Me preguntan cuándo me canso o descanso, pero yo les digo que el día que no baile seis o siete horas es una jornada incompleta, sin sentido". Respuesta tan contundente como su blanca sonrisa.
