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Su mayor satisfacción es ver en los rostros la alegría de la gente que tiene dificultades. El grupo que dirige se convirtió en su gran familia, la que consiente, ayuda, orienta y entrena prácticamente es el papá de todos.
José Mendoza apenas si ve un poco, su clasificación es V-2. Es el entrenador del equipo de fútbol cinco visual del Atlántico, grupo con el que lleva 11 años trabajando, desde cuando se empeñó en su recuperación para tratar de darles otra opción de vida a través de la recreación, lo que con el tiempo se convirtió en un hábito.
"Llegué a ser entrenador por necesidad. Es decir, este grupo de jugadores requería un orientador y nadie se le ‘midió’, especialmente por las dificultades para entenderse con ellos. Vinieron varios entrenadores, pero ninguno se acomodó y entonces me tocó convertirme en ese personaje". Así explica José su presencia en el banco delAtlántico.
Es un verdadero apóstol porque su vida la ha entregado a este grupo. "Es un tema muy humano. Voy y busco en las casas a personas que tengan este tipo de dificultades y los traigo para que hagan ejercicios y actividades que puedan recuperarlos. Siempre pensé en hacer personas, no un equipo de competencia", asegura.
José dice sin dudar que "algunos de mis dirigidos han tenido ya logros importantes y el mejor regalo que me hacen es cuando los veo sonreír y celebrar un triunfo. Esa es mi satisfacción".
