Prensa Mindeporte - Acord
Nilo, 25 de noviembre de 2019.-La modalidad de escopeta reúne a más de 40 deportistas en torno a la competencia en los polígonos, pero especialmente los congrega como una hermandad que comparte el gusto y la pasión por su disciplina.
La camaradería es evidente entre ellos, cada uno con su manera de ser, unos serios, otros menos reflexivos, otros con un apunte siempre en la punta de la lengua, van y vuelven de su ruidosa rutina, con el arma colgada en sus hombros y los protectores de oídos siempre a la mano.
Los escopeteros son así… un verdadero clan unido en torno al deporte, con la característica de tener a muchos veteranos entre sus filas, pues esta modalidad es la de mayor promedio de edad entre las más de 40 practicadas en Juegos Nacionales, pero también, con un muy buen relevo generacional que ha tomado la posta siguiendo el ejemplo de padres, hermanos, tíos y parejas… criados entre municiones y miras.
Un ejemplo claro de tal afinidad y espíritu deportivo sucedió con la representante de Bogotá en trap, Mónica Falla, quien durante la jornada de entrenamiento (en su argot "pet") malogró la culata de su arma, lo cual le impedía competir con alguna posibilidad de éxito.
Pues no. Falla fue medallista de plata, en una de las finales más emocionantes del campeonato de tiro de los Juegos, con tres "shut off" para definir el título y con culata prestada por un colega hombre y zurdo de Casanare, subió al podio de las mejores.
Al finalizar las competencias, cada cual recoge su "desorden" y regresa a sus actividades particulares, pues el tiro no es una modalidad profesional, pero sí de carácter olímpico y de alto rendimiento.
Ahora, ya tienen plan… Todos con la idea de volver permanentemente a Nilo, pues ya tienen un polígono propio, es decir, de la federación de la especialidad, y cómo no, se sienten, a pesar del calor y los mosquitos, como en casa.